martes, 28 de marzo de 2023

Zbigniew Cybulski, icónico del “nuevo cine” polaco

Hay actores y actrices que inmediatamente se asocian a una imagen o a un momento determinado. Zbigniew Cybulski se asocia con la magistral película de Andrzej Wajda Cenizas y diamantes (1958), de la que fue protagonista, y al nuevo cine polaco de finales de la década de 1950 y gran parte de la siguiente. Un par de años antes de Cenizas y diamantes, y tras haber aparecido en el cortometraje Czlowiek nie umiera (Sywester Checinski, 1955), Cybulski participaba en el primer largometraje de Wajda, Generación (1955), y ya en la década siguiente volvería a trabajar con el ilustre cineasta en el fragmento polaco de El amor a los veinte años (1962), film episódico en el que también participaron los realizadores Shintaro Ishihara, Marcel Ophuls, Rezo Rossellini y François Truffaut. El actor se convirtió en icónico del “nuevo cine” polaco, pero no solo por estos títulos, sino también por su participación en otras grandes películas del momento y por su imagen de joven rebelde, que algunos quisieron vender como la del “James Dean polaco”, pero ya se sabe lo que vale este tipo de comparación: nada. Lo cierto es que ambos murieron jóvenes, Dean apenas había dejado de ser el adolescente que interpretaba en Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955) y en Al este del edén (Elia Kazan, 1955) y Cybulski a los cuarenta, cuando fue arrollado por un tren. La carrera profesional del actor polaco abarca poco más de una década, de 1954 a 1967, año de su fallecimiento, durante la cual participó en más de treinta películas, entre las que destacan las arriba nombradas, Tren nocturno (Jerzy Kawalerowicz, 1958), El manuscrito encontrado en Zaragoza (Wojciech Jerzy Has, 1965) o Salto (Tadeusz Konwicki, 1965). Su último trabajo fue Yovita (Jowita, 1967), que fue realizada por Janusz Morgenstern, para quien ya había trabajado en Do Widzenia, do jutra (1960), en la que Cybulski también colaboró en el guion.



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