jueves, 2 de marzo de 2023

El escándalo de Larry Flynt (1996)

La infancia y la juventud de Milos Forman, su formación en la FAMU, se desarrollaron en un momento durante el cual su país carecía de la libertad básica que precipitó el tema principal que vértebra su obra fílmica: la libertad del individuo frente a cualquier tipo de autoritarismo, opresión política, social o moral, que la impide. A lo largo de su filmografía, el director checo denunció entornos que roban la posibilidad de ser libre a la que se aferra, por ejemplo, el protagonista de Alguien voló sobre el nido del cuco (One Flew over the Cuckoo’s Nest, 1975) o el magnate del porno de El escándalo de Larry Flynt (The People vs Larry Flynt, 1996), personaje que, al igual que el Andy Kaufman de The Man on the Moon (1999), hace de su comportamiento “estrafalario” su arma y su defensa contra la intolerancia y la hipocresía. Comportamientos que pueden parecer neuróticos a ojos de los adaptados y defensores del orden social dominante, también se descubren en Mozart o en Goya; por supuesto, en McMurphy, el interno a quien dio vida Jack Nicholson en la película más popular de Forman, aunque este último personaje no se base en alguien real. Todos ellos se expresan por el cineasta checo, que los convierte en agentes defensores de la libertad frente a la amenaza de perderla o frente al autoritarismo que la imposibilita. Por tanto, emplea a sus personajes, basados en tipos reales nada convencionales, no para hacer biopics, sino para denunciar los entornos que actúan contra las libertades individuales; en el caso de Larry Flynt (Woody Harrelson), la de expresión amparada por la Primera Enmienda de la constitución estadounidense. Larry no es ningún héroe, tampoco un criminal ni un pervertido. Es un hombre de negocios diferente, alguien peculiar, que se rebela contra el sistema, la hipocresía y la intolerancia que le persigue y persigue a cualquiera que se desmarque del orden moral dominante y de aquello que se considera políticamente correcto.

<<¿Qué es más obsceno, el sexo o la guerra?>>, pregunta abiertamente tras salir de la cárcel, a la que había sido enviado por obscenidad y relaciones con el crimen organizado —acusaciones de las que es absuelto por el tribunal de apelación—. Larry denuncia que se puede fotografiar la guerra, la muerte o el asesinato de alguien, sin que nadie se ofenda o proteste, pero no el sexo, que, aparte de ser tema tabú para la decencia, la humanidad entera lo práctica a solas, en pareja o en mayor amplitud. Tabú, porque existe quien se avergüenza de ser carnal o quien se niega a aceptarlo como algo natural y vital; sin embargo, es probable que no vean inmoral la venta y uso de las armas. Las sociedad es contradictoria, y quizá en el equilibrio de esa variedad de opuestos resida su mayor riqueza, en su libre expresión; pero cuando alguna peligra, se corre el riesgo de suprimir la libertad que se presume y se da por supuesta. Durante el primer juicio, la defensa que su abogado Alan Isaacman (Edward Norton) hace del caso del magnate del porno, es sencilla e irrebatible, pero el jurado no lo comprende así y declara culpable a Larry, que es condenado por el juez a veinticinco años de cárcel, sentencia en extremo exagerada que el tribunal de apelación invalida. El alegato de Alan vendría a decir algo así como que si no les gusta, el afirma no le gustan las publicaciones de Larry, que no las lean. O lo que sería lo mismo: la libertad consiste en elegir y en tolerar las elecciones ajenas. Pero resulta indiferente, Larry es condenado a veinticinco años de cárcel por publicar una revista. Sin embargo, el tribunal de apelación revoca dicha sentencia. En realidad, ese solo es el principio de la lucha de Flynt, quien, como exhibe en una de sus camisetas, se empeña en dar “por saco” al sistema y a quienes le persiguen por estar rompiendo tabúes, parodiando la moralidad que somete al individuo o hablando con libertad sobre temas molestos para esa hipócrita moral que igual impone su decencia que se reúne en la sombra para dar rienda suelta a cuanto denuncia y persigue a la luz del día. Pero El escándalo de Larry Flynt no solo es una denuncia, también es la historia de amor entre Althea (Courtney Love) y Larry, dos personajes al margen, nada convencionales, no por estrafalarios, sino porque de su círculo íntimo, aquellos que ayudaron a crear la revista, son los únicos que se mantienen fieles a quienes eran antes de enriquecerse.



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