sábado, 13 de noviembre de 2021

Ordet, la palabra (1943)


Uno de los mayores atractivos de la adaptación cinematográfica que Gustaf Molander realizó de la obra teatral de Kaj Munk, la misma que una década después también adaptaría Carl Theodor Dreyer en Ordet (1954), se encuentra en el protagonismo de Victor Sjöström, que dio vida al patriarca Borg. Su presencia es tan dominante que hace creíble sus arrebatos y su patriarcado, bajo el que reúne a su familia: tres hijos, dos nueras y dos nietas. Molander muestra un núcleo familiar tradicional —con la ausencia de la madre, fallecida— con el hijo mayor heredando el nombre paterno —y a la muerte del padre, su primigenia le hará asumir el mando familiar—, lo que vendría a confirmar aquella arcaica idea de que los hijos son una prolongación del cabeza de familia y no individualidades en sí mismas, al menos, en vida paterna. Esta situación se descubre en el choque entre Knut padre y Knut hijo (Holger Löwernadler), en quienes también se enfrenta la fe del primero y la ausencia de la misma en el segundo, quizá también fruto de su necesidad de liberación. Esta relación marca uno de los puntos conflictivos de Ordet (1943), aunque, a medida que avanzan los minutos, pierde su intensidad inicial, al dividir Molander su interés en otros frentes: la locura de Johannes (Rune Lindström), generada por las dudas religiosas que le asaltan cuando se prepara para ser predicador —para contentar al padre y a su esposa— y por el impacto y la culpabilidad del fallecimiento de Kristina (Gun Wållgren), o el rechazo a que Anders (Stig Olin), el menor de los hijos, se case con Ester (Inga Landgré), la hija del sastre predicador que rivaliza con el viejo Knut Borg. Por otro lado, resulta interesante ver la capacidad y el esfuerzo del cineasta sueco para alejarse de la teatralidad y realizar una historia cinematográfica, salvo en los momentos de mayor protagonismo de Rune Lindström,—también guionista del film—, que resulta en exceso teatral. El narrador que introduce Ordet cuenta que se trata de la historia de Knut y de su familia, pero no dice si se trata de Knut padre o de Knut hijo. ¿Importa? No demasiado, después de situarnos en la granja y descubrir que en la familia los hijos asumen el dictado patriarcal: Johannes estudia para pastor, Anders teme decirle que quiere pedir la mano de Ester, y Knut, el único que se revela, regresa a la granja poco después de irse. La única que parece comprender y saber lidiar con el carácter de Borg es su nuera Inger (Wanda Rothardt), cuyo equilibrio, generosidad y bondad, la convierten en el personaje más luminoso de un film que deambula entre luces y sombras, entre lo cinematográfico y lo teatral, entre la duda, la locura, la culpa y la palabra.


2 comentarios:

  1. La vi en la Filmoteca hace ya muchos años. Para mi gusto no alcanza, ni de lejos, el ascetismo de la versión de Dreyer: resulta, como bien señalas, un tanto teatral. Rozando, incluso, la desmesura, cuando la familia al completo termina de rodillas rozando un padrenuestro.

    Saludos.

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    1. Coincido contigo. La versión de Dreyer es mucho más compleja y más cinematográfica.

      Saludos.

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