lunes, 8 de agosto de 2011

Éxodo (1960)



El siglo XIX sembró nacionalismos, teorías evolutivas, raciales, movimientos sociales y parte de las tempestades recogidas en el XX, centuria que vio el final de los imperios austrohúngaro, otomano, ruso, francés y británico, así como la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la revolución bolchevique o distintos genocidios en Europa, Asia y África o el conflicto judío-palestino en Oriente Próximo que Otto Preminger expone en la segunda parte de Éxodo (Exodus, 1960). Esta superproducción, rodada antes de la Guerra de los Seis días (junio de 1967), se desarrolla entre la inmediata posguerra y la partición de los británicos de Palestina. La marcha de los británicos deja la zona sin la presencia de la fuerza disuasoria que había mantenido bajo control a árabes y hebreos, que no tardarían en enfrentarse por la supremacía en la zona. Este conflicto también se había iniciado en el Diecinueve, con el auge del sionismo y la llegada de judíos a Palestina, la tierra que reclamaban como suya, aduciendo que era la Prometida miles de años atrás. Durante el siglo XIX se recrudeció el antisemitismo en Europa, lo cual empujó a muchos judíos hacia una tierra donde no ser perseguidos, pero era una tierra ya ocupada. Tras la Segunda Guerra Mundial, miles de judíos supervivientes se encontraron sin hogar, sin familia y con obstáculos políticos y burocráticos que impedían su salida de un continente en el que habían sufrido el horror y el terror de los campos de exterminio. Muchas de estas personas tenían como meta Palestina, tierra que se presentaba como la esperanza de un nuevo hogar. Esta situación sirvió a Leon Uris para escribir su novela Éxodo, que poco tiempo después fue adaptada al cine por Dalton Trumbo, quien tras años en las sombras y en las listas negras pudo firmar con su nombre un guion producido y dirigido por Preminger.


La historia narrada en Éxodo tiene sus raíces en el pasado y alcanza el presente en un barco, el mismo que le da título, anclado en un puerto europeo, a la espera de iniciar la travesía que lleve a un grupo de judíos a la tierra prometida. Sin embargo, estos hombres, mujeres y niños, son retenidos y condenados a esperar en campos de refugiados chipriotas, donde el tiempo pasa y nada ocurre. La prohibición de trasladarse a Palestina es un hecho, las fuerzas británicas encargadas del control del territorio no permiten la emigración por miedo al desequilibrio y a la amenaza de un levantamiento del pueblo árabe si desembarcan más hebreos en la zona. Este motivo retiene a más de 30.000 mil personas en la isla de Chipre, a donde Ari Ben Canaan (Paul Newman) es enviado con una misión con la que se pretende llamar la atención de todo el mundo, un grito de auxilio que se produce cuando las Naciones Unidas deben decidir la partición de los británicos de la tierra palestina. La tarea que Ari debe llevar a cabo no se presenta fácil, para lograr ponerla en marcha debe mentir, falsificar y engañar. El primer paso consiste en conseguir que los 611 pasajeros del Estrella de David sean puestos a su disposición. Los necesita y ellos le necesitan, puesto que sus destinos quedan unidos al embarcar en el Exodus, el barco con el que pretenden atravesar el bloqueo británico y alcanzar el puerto de Haifa, sin embargo, las órdenes del gobierno inglés son claras a ese respecto, el buque no irá a ninguna parte. Este hecho unifica el pensamiento de aquellos que se encuentran a bordo, es su oportunidad para decir al mundo que existen y que necesitan un hogar.


La primera parte de Éxodo transcurre en tierras chipriotas bajo mandato británico y sobre la cubierta de un buque que no zarpa porque no existe un lugar que acepte a su pasaje. Esta tira y afloja entre las dos posiciones presenta a varios de los personajes principales del film y las relaciones que se producen entre ellos. Así pues, Kitty (Eva Marie Saint), una joven viuda amiga del general Sutherland (Ralph Richardson), desea que Karen (Jill Haworth), una muchacha de quince años, vaya con ella a Estados Unidos, pretende darle una oportunidad y dársela a sí misma. Sin embargo, Karen desea permanecer al lado de su pueblo, más aún cuando la situación se complica y se declara la huelga de hambre a bordo del Exodus. Kitty intercede ante el general Sutherland en favor de los huelguistas, mas el oficial al mando se encuentra con las manos atadas. El pulso entre el gobierno británico y los pasajeros del barco se convierte en un pulso internacional, que finalizará con la partida de la embarcación y con el comienzo de una segunda parte, claramente diferenciada de la primera, la gestación del estado libre de Israel. Para entonces, cuando el buque atraca en el puerto de la ciudad de Haifa, Kitty simpatiza con las ideas sionistas, sobre todo por la atracción que siente hacia Ari y el cariño que profesa a Karen, a quien promete buscar a su padre y visitarla en el pueblo de Gan Dafna, un lugar creado para acoger a los niños sin hogar, donde se les educa y cuida. La estancia en suelo palestino permitió que Otto Preminger presentase la situación anterior a la partida de los ingleses desde dos perspectivas diferentes: el terrorismo y la política, o lo que es lo mismo, los grupos creados por Barak Ben Canaan (Lee J. Cobb) y Akiva Ben Canaan (David Opatosu), dos hermanos, padre y tío de Ari, quienes por cuestiones metodológicas se ha separado y dejado de hablar. Barak es un político, cree en las palabras y en la creación de un Estado mediante un proceso pacífico en el que tienen cabida tanto judíos como árabes, un posicionamiento contrario al de su hermano, quien cree firmemente en el empleo de la violencia para expulsar a los ingleses de la zona. Éxodo es un film que no esconde sus preferencias, muestra la situación desde el punto de vista de los judíos, sin llegar a profundizar demasiado en los demás implicados, ya sean árabes o británicos, sin embargo esta cuestión no merma su aire de superproducción y de entretenimiento, pero que debería servir para plantear que si se aceptasen las diferencias (como dice Ari) entre cada individuo o pueblo, muchos de los males provocados por la humanidad nunca se habrían producido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario