viernes, 8 de abril de 2022

El pueblo de los malditos (1995)


Aparte de cuestiones presupuestarias, trabajar con presupuestos reducidos le permiten mayor control sobre sus films (y las estrellas encarecen el producto), John Carpenter no es dado a que haya más estrellas en su cine que él mismo —el John Carpenter’s que incluye en el título original de sus películas parece corroborar que no hay nadie por encima de él. La excepción es Kurt Russell, pero, en gran medida, el actor, que empezó a llamar la atención en películas infantiles producidas por Walt Disney Pictures, alcanzó fama gracias a sus personajes para CarpenterJason Statham todavía no era una estrella de acción cuando trabajó con el realizador en Fantasmas de Marte (Ghost of Mars, 2001) o Sam Neill y James Woods eran actores veteranos y de prestigio cuando protagonizaron En la boca del miedo (In the Mouth of Madness, 1994) y Vampiros (Vampires, 1998), respectivamente, pero nunca han gozado de estatus de estrellas mediáticas. Lo común en Carpenter es contar con actores y actrices o bien desconocidos o que tuvieron su momento de esplendor, ya mitigado cuando ruedan con él. Quizá, respecto a esto, el ejemplo más claro sea El pueblo de los malditos (John Carpenter’s The Village of the Dammed, 1995), para la que contó con Christopher Reeve, Kirstey Alley, Linda Kozlowski, Mark Hamill y Michael Pare, cuyas cimas profesionales y populares quedaban en el pasado, en títulos tan exitosos como Superman (Richard Donner, 1978), Mira quien habla (Look Who’s Talking, Amy Heckerling, 1989), Cocodrilo Dundee (Peter Faiman, 1986), Trilogia Star Wars (George Lucas, 1977-1980-1983) y Calles de fuego (Streets of Fire, Walter Hill, 1984).



No cabe duda de que un film de Carpenter es suyo, no de sus actores. Es decir, quien habla de sus películas no se refiere a ellas por el nombre del actor o de la actriz que las protagonice. Quien habla de cualquiera de sus films, dice o suele decir “de John Carpenter”; algo inusual en Hollywood. Spielberg, Scorsese o Coppola serían otras excepciones contemporáneas a este cineasta que hace que cualquier elenco que asome en su cine no desentonen en su propuesta, lo cual ya indica que se trata de un buen director, aunque, a decir verdad, en sus películas lo importante es la narración, su acción, su ritmo, su desarrollo, el crear un atmósfera y el cercar a sus personajes en espacios donde las situaciones les lleva al límite; en definitiva es en su forma de rodar sin pretensiones de grandeza, priorizando la atmósfera y las situaciones, lo que determina su valía como cineasta, aunque en este film, que adapta la novela de John Wyndham —Los cuclillos de Midwich— y el guion de El pueblo de los malditos (The Village of the Dammed, Wolf Rilla, 1960), no logra estar a la altura de su talento narrativo, que brilla con intensidad en la acotación espacial de La cosa (The Thing, 1982) y cuando da rienda suelta a su desenfado en films que, sin prejuicios por su parte (más bien con admiración), beben del western y asumen un tono de serie B que no deja de ser parte del atractivo personal de Asalto a la comisaría número 13 (Assault on Precint 13, 1976), 1997: Rescate en Nueva York (Escape from New York, 1981), Golpe en la pequeña China (Big Trouble in Little China, 1986), Están vivos (They Live, 1988), Vampiros (Vampires, 1998) o Fantasmas de Marte (Ghost of Mars, 2001). A pesar de lo dicho, el film mantiene el tipo durante parte de su intriga, que gira alrededor de las niñas y niños de cabello platino cuya gestación y nacimiento resulta inexplicable salvo, quizá, para la doctora Susan Verner (Kirstey Alley). Esta científica que trabaja para el gobierno, personaje inexistente en la versión de Wolfe Rilla, resulta el más atractivo de la trama, debido a su ambigüedad y su carácter, y encaja a la perfección en el universo cinematográfico de Carpenter, plagado de mujeres fuertes y decididas, aunque la doctora Verner no es una heroína ingenua, ni es heroína ni ingenua, como puede serlo la adolescente interpretada por Jaime Lee Curtís en La noche de Halloween (Halloween, 1978), película que la lanzó al estrellato.




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