Marte es una especie de salvaje oeste colonizado por mineros y controlado por un matronazgo. Sin embargo, algo escapa a la comprensión de las líderes del planeta. La llegada de un tren sin pasajeros, en el que únicamente viajaba la teniente Melanie (Natasha Henstridge) esposada a un barra de acero, obliga a que una comisión de investigación la convoque para que narre los hechos que han provocado tal situación. La oficial relata los extraños acontecimientos en los que se ha visto involucrada. Desde sus recuerdos, Mel expone la historia que se inicia en el interior de un tren donde un pequeño contingente de las fuerzas del orden viajan rumbo a una villa minera donde se encuentra encarcelado un peligroso forajido “Desolación” Williams (Ice Cube). La misión del reducido grupo de policías consiste en trasladar al criminal ante el tribunal que juzgará si es o no culpable de la muerte de media docena de personas en la oficina minera en la que ha robado la nomina de los trabajadores. Al llegar al pueblo, se encuentran con un lugar fantasma, no hay nadie en las calles, ni tampoco en los edificios, salvo cadáveres y un "Desolación" Williams que se encuentra encerrado en compañía de otros tres prisioneros. Este introducción promete mucha acción, sangre y una puesta en escena muy del gusto de John Carpenter, quien se da el lujo de filmar un western en clave de fantástico, salpicado con gotas de gore y de terror. Fantasmas de Marte (Ghost of Mars) se expone desde el recuerdo de la teniente, en un largo flash-back que contiene otros de menor duración, en los que recuerda las explicaciones que sus compañeros le ofrecen de las situaciones que no ha presenciado. La narración funciona, posee ritmo y entretiene, presentando una lucha a muerte en ese espacio reducido en el que se convierte el pueblo, especialmente la cárcel. La situación se desata cuando un grupo de no humanos, poseídos por una especie de virus autóctono, declara la guerra a todo aquel que haya invadido el planeta rojo. Así pues, los salvajes son una especie de indígenas que no pararán hasta haber expulsado de su territorio a esos invasores que han ocupado sus tierras. Este contratiempo obliga a los agentes del orden a pactar con Williams, un extraño aliado con quien unir fuerzas para poder escapar de una muerte casi segura. Por momentos, el planteamiento recuerda al expuesto en Asalto a la comisaría del distrito 13, de este modo se observa, desde un enfoque de terror fantástico, como los agentes del orden deben colaborar con un supuesto asesino, si desean sobrevivir al asalto que los fantasmas de Marte acometerán contra la oficina de policía. Esa pandilla o tribu marciana han declarado una guerra a muerte; hecho que se traduce en una acción trepidante que lleva a una constante oleada de disparos y de muertes. No obstante, sin ser de lo mejor del director, Fantasmas de Marte posee personalidad propia, resulta un film atractivo, entretenido y una clara muestra de las constantes del cine de John Carpenter.
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