Una de las parejas de dramaturgos más popular de aquella época era la formada por Charles MacArthur y Ben Hecht, quien también fue uno de los guionistas más brillantes de aquel Hollywood del sistema de estudios; suya es la comedia The Front Page, la cual tuvo su primera adaptación cinematográfica en Un gran reportaje (The Front Page, Lewis Milestone, 1931), pero su mejor adaptación hasta la fecha es esta realizada por Howard Hawks en la que la reportera Hildy Johnson (Rosalind Russell) acude a la redacción del Morning Star para informar a su ex-jefe y ex-marido que está a punto de contraer matrimonio con Bruce Baldwin (Ralph Bellamy). A primera vista, la noticia parece no afectar a Walter Burns (Cary Grant), aunque eso no es del todo cierto, pues, desde el momento que se reencuentra con su ex-mujer y ex-empleada favorita, se descubre intentando ridiculizar, engañar y evidenciar al futuro marido de Hildy. Sin duda, esa es una muestra de que no tiene la menor intención de perderla. Pero también lo que queda claro en esos primeros minutos es que Hawks filmó la segunda adaptación de la obra The Front Page desde una perspectiva romántica, ajustándola a la screwall comedy, lo que depara la guerra de sexos inexistente en la versiones de Lewis Milestone o en la de Billy Wilder. Y esto es así porque sus dos personajes principales son un hombre y una mujer que se atraen con igual fuerza con la que se enfrentan. Consecuentemente, Luna nueva (His Girl Friday, 1940) tiene un enfoque distinto a las otras dos versiones nombradas —existe una cuarta: Interferencias (Switching Channels, Ted Kotcheff, 1988)—, un enfoque claramente condicionado por el tipo de comedia de moda hacia finales de la década de 1930, en la que la atracción entre ambos sexos sería el eje sobre el que gira el divertimento propuesto: el toma y daca entre Hildy y Walter.
Al tiempo que se produce la lucha entre ex, también se produce el enredo complementario, el que se presenta en torno a la ejecución de Ed Williams (John Qualen), un hombre que tras haber perdido su empleo, asesinó accidentalmente a un policía en épocas de elecciones. Unida a la falta de escrúpulos, dicha circunstancia temporal es la que provoca que sirva como parte de la campaña electoral de un alcalde que no es del agrado de Walter Burns ni de su periódico. Por eso, cuando el director del Morning Star recibe la noticia de la fuga de Williams, y Hildy le comunica que lo tiene en su poder, no duda en abandonar su despacho y presentarse en una sala de prensa que convierte en su fortín, a la espera de que pueda sacar del edificio al fugitivo y, lo más importante, aunque solo sea por salirse con la suya, retener a Hildy a su lado. Sin embargo, la situación se complica con la aparición primero de Molly (Helen Mack), anterior a la llegada de Burns, de la madre de Bruce Baldwin, del sheriff (Gene Lockhart) y del resto de periodistas, que regresan tras seguir una pista falsa. Por otro lado, Walter Burns no se olvida del figurín que, a sus ojos, pretende robarle a su chica. Así pues, en cuanto se le presenta la ocasión, convierte al bueno de Baldwin en el centro de sus ataques; es dicir, le juega malas pasadas a ese ingenuo que, por culpa del editor, no cesa de entrar y salir de las comisarias de la ciudad, acusado de diferentes delitos en los que no sabe cómo se ha metido. Para él, sería impensable que una persona tan sensible y honesta como Walter Burns estuviese detrás de todas sus detenciones. Aunque no la mejor de las suyas, ese lugar diría que le corresponde a Bola de fuego (Ball of Fire, 1941), Luna nueva es una espléndida muestra de la comedia de Hawks, en las que las situaciones se enredan de una manera que afectan a todos sus personajes, sobre todo a ese hombre y a esa mujer que luchan entre sí, utilizando para herirse (y amarse en cubierto) unos diálogos chispeantes, rápidos, fluidos en los que no pueden esconder la atracción sexual que les produce el rechazo de sus personalidades.
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