A principio de 2026, tengo la intención de autopublicar Sueños de engaño. 26 farsas (e) ilusiones de Billy Wilder, un libro que no he enviado a ninguna editorial y no voy a hacerlo. Aparecerá publicado en Amazon hacia febrero y si supera el éxito de Rincones sin esquinas, pues bienvenido. Pero lo que más celebro es que se trata de un libro totalmente distinto en forma, en apariencia y en tema a los que publiqué con anterioridad. Siempre intento crear algo diferente, porque es un modo de retarme y de buscar nuevos caminos, aunque, en su fondo, nada de lo que haga puede renegar de ser parte de quien lo escribe. Supongo, tal vez con mayor optimismo que Wilder, que cada quien busca y tiene su voz, aparte de sus obsesiones, sus gustos, sus fobias, sus querencias y todo cuanto nos define y distingue. A continuación, dejo la leyenda que aparecerá en la contraportada. Por ahora, creo que es suficiente…
En Sueños de engaño, Antonio Pardines propone un recorrido, aunque sus personajes lo transiten sentados en la terraza de un bar y no caminando, que es lo que hace por las calles y la memoria de Santiago de Compostela el narrador de Rincones sin esquinas, o viajando por Galicia, tal como sucede en Calles de ida, novela escrita en colaboración de Manyo Moreira, o por el Japón y la China medieval en Sakura (la flor del cerezo) —de la que sacaré una segunda edición corregida, espero que a más tardar, hacia finales de 2026—. Este deambular sentado recorre la obra de Billy Wilder, pero ¿qué contar que no se haya dicho o escrito sobre el director de El apartamento? ¿Qué es un tipo no muy diferente a sus creaciones, cuyo cine se ganó la simpatía del escritor compostelano en su niñez? Pero a quien puede importar cuándo, cómo o dónde lo descubrió, o que desde entonces haya vuelto a ver sus películas cinco, diez, quince veces u otras cantidades múltiplos de cinco. Dice que es incapaz de precisar cuántas veces las habrá visto, pero siempre descubre en ellas al bromista que, sin cortarse lo más mínimo, manipula a sus protagonistas para ofrecernos diversión y también una radiografía de la realidad de consumo que satiriza, de la que se burla sin tapujos. Wilder no es sensiblero, aunque su cine lo habiten sensibilidades románticas como Sabrina, Ariane o Pamela Piggot; como tampoco lo es el autor de Sueños de engaño, que encuentra en las películas de Billy Wilder a tipos grotescos, patéticos, cínicos,… que tienen en común que engañan y se engañan en busca de materializar sus sueños. Este libro, como su titulo apunta, habla de esos engaños, de farsas y de sueños inalcanzables que todos podemos soñar alguna vez, pero lo hace sin intención de imponerse, puesto que el principal objetivo de Sueños de engaño es crear un diálogo abierto que invite a la charla sobre Wilder, sus películas, su época y la nuestra…

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