domingo, 6 de marzo de 2022

Innisfree (1990)

Documento, leyenda, espectro evocador y realista, un mismo espacio donde pasado y presente se encuentran, se acarician y juntos evocan la fantasía fordiana; Innisfree (1990) no es Inisfree, ni José Luis Guerín pretende ser ni emular a John Ford. El cineasta español sigue los pasos del estadounidense y encuentra su propio camino dando pasos personales y sensibles mientras recuerda al responsable de El hombre tranquilo (The Quiet Man, 1952) sin apurar una ensoñación de la Irlanda añorada y fantaseado por Ford, cuando en 1951 el director de Qué verde era mi valle (How Green Was My Valley, 1941) llegó, con su equipo de rodaje, a la tierra de sus antepasados con la ilusión del hijo pródigo que regresa a casa. Aunque sueñe y respire cine, el Guerín de Innesfree es más terrenal en su fantasía de celuloide que Ford en su sueño cinematográfico, pues este se aleja de cualquier realidad para recrear un lugar quizá solo existente en su evocación de la Irlanda que existía en las historias maternas; pero, por un instante de cine, él lo hizo real. Mientras documenta, Guerín crea su espacio fílmico y al tiempo recuerda, a través de la evocación de otros, y así, entre realidad, mito y memoria del lugar, se adentra en la vida del pub de Cohan, centro de reunión, de pintas, de canciones y de frases que afirman <<John Ford es el mejor director del mundo>> y <<saqué a bailar a Maureen O’Hara>>. ¿Quién si no Ford como héroe local? Acaso ¿no pasó por allí? ¿No era de origen irlandés? La leyenda de aquel instante sustituye la realidad del rodaje de El hombre tranquilo (The Quiet Man, 1952), cuando estrellas como John Wayne o Maureen O’Hara caminaban entre ellos, porque cualquier leyenda es más hermosa y poética que la realidad; formar parte del mito les hace sentir especiales y parte del momento más importante de la historia del pueblo donde Ford y su film estuvieron y son de allí.


2 comentarios:

  1. Gran película del no menos genial José Luis Guerín, que demostró su pasión cinéfila con esta aproximación a uno de los títulos más icónicos de la filmografía fordiana.

    Saludos.

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