Después de representar su suicidio en más de quince ocasiones, Harold (Bud Cort) continúa sin poder aceptar una vida en la que es ninguneado por su madre (Vivian Pickles), que nunca parece tener en cuenta los sentimientos ni la llamada de atención de ese hijo que coquetea con la muerte porque es la única vía de escape que encuentra para la incomunicación y la incomprensión que dominan su vida. El muchacho tiene edad para asumir sus propias decisiones, sin embargo su señora madre insiste en casarle con alguien que selecciona mediante un programa informático que ella misma se encarga de rellenar, asumiendo los gustos y las necesidades de su hijo, quien entre visita y visita al psiquiatra (G. Wood) se compra un coche de pompas fúnebres porque es más representativo que un deportivo. Pero la negra monotonía de Harold sufre un vuelco cuando descubre en un funeral a Maude (Ruth Gordon), que al igual que él es una aficionada compulsiva a las despedidas eternas, allí, en un escenario en el que ambos se sienten identificados, se produce un primer contacto, durante el cual el joven descubre aspectos muy interesantes de la anciana: saborea la vida y conduce automóviles que no le pertenecen.
sábado, 26 de enero de 2013
Harold y Maude (1971)
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