sábado, 30 de julio de 2022

Caza sin cuartel (1968)


<<Pero, mi amigo, no podemos vivir absolutamente sin piedad>>. Esta frase de Dostoievski, en boca de Manu, asoma en las páginas de la novela La evasión (Le trou) y abre el film Caza sin cuartel (Le rapace, 1968). Es una frase que reaparece a lo largo de la obra de José Giovanni, y que bien puede resumir parte de su mensaje cinematográfico y literario, como corrobora la presencia de la tal adversativa en su primera novela y también en su penúltimo largometraje estrenado en las salas comerciales, Mi amigo el traidor (Mon ami le traîte, 1988), mediante las palabras de Louise, cuando ella dice que <<está claro, que no se puede vivir en un mundo sin piedad>>, después de ser testigo y víctima de la ausencia de compasión. Otras cuestiones que asoman en el cine del escritor corso, y por tanto también en este thriller entre la aventura y el western, son la amistad, la ambigüedad y la traición, así como un personaje en apariencia oscuro y duro, amoral, impasible e insensible, pero que indudablemente siente y tiene sus momentos de piedad y luminosidad; un personaje que Lino Ventura, a quien Giovanni conoció poco antes del rodaje de A todo riesgo (Classe tous risqueClaude Sautet, 1959), elevó a cotas que dudo hayan sido superadas, aunque lo dicho también valdría para otros actores, sin ir más lejos, Jean Gabin, con quien compartió cartel en varios polares, o Charles Bronson o mismamente Clint Eastwood en sus tipos duros.


En alguna parte, no recuerdo dónde, leí algo así como que las películas interpretadas por este actor nacido en Parma son un género en sí mismas, y no creo que quien lo escribió anduviese desencaminado; al menos en cuanto se refiere a los films que interpretó en las coordenadas del “polar” y de las aventuras antiheroicas, como este film, cuyo origen literario no se encuentra en Giovanni —la novela que adapta es de John Carrick—, en el que Ventura da vida a un mercenario contratado para asesinar al presidente de un país centroamericano. Con matices y excepciones, acepto la afirmación “son un género en sí mismas” porque la personalidad del actor se impone y precipita que sus películas sean diferentes, respecto a otras de similar temática, pero sin él. Su impagable presencia hace que un film como Caza sin cuartel gane fuerza y humanidad, la que su personaje parece ocultar, pero que asoma en pequeños detalles que evolucionan la antipatía inicial a la simpatía que genera avanzado el metraje, cuando ya resulta más cercano en su desilusión y en el desencanto que arrastra desde un pasado del que no habla, pero que le ha llevado hasta ahí, al lado de ese joven contrapunto a quien decide llamar “Chico”. Así marca distancias con el imberbe y le recuerda su inexperiencia. De nombre Miguel, “Chico” es nieto del primer presidente de la República y, sobre todo, un idealista ingenuo que cree en la posibilidad de liberar al pueblo del tirano y ofrecerle una vida digna, lejos de la miseria a la que está condenado, pero, en su contacto con la realidad, el despertar resulta violento. <<¡La revolución ha muerto. Los pobres seguirán siendo pobres!>>, exclamará Joaquín, quien también les ha traicionado, hacia el final del film para constatar la realidad que ya todos saben, incluso el joven iluso cuyo proceso de maduración, más que de aprendizaje, le lleva por varios niveles hasta que, en determinado momento del film, pretende emular al extranjero, e ir con él, sin ser consciente de lo que significa ser como el errante, a quien acaba de algún modo admirando porque su amoralidad no es hipocrática, hipocresía que sí descubre en las promesas y la moral de quienes le engañaron para eliminar al tirano y poner otro similar en su lugar, uno que redunde en el beneficio personal de los conspiradores en la sombra.




4 comentarios:

  1. Excelente aproximación al personaje y al actor, efectivente tan carismático que suscribo aquello de que Lino Ventura es un género en sí mismo, una auténtica bestia cinematográfica.
    La película coquetea con varios géneros: Polar pseudoandino, trhiller de aventuras, spaghetti southern, en este caso... No es un filme redondo, pero si un diamante en bruto con el rubro del Giovanni que estaba por emerger como uno de los mejores y más personales exponentes del Noir francés

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    1. Te agradezco mucho el comentario, que da vida a la entrada. Y su parte final, me encanta. No podría estar más de acuerdo.

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    2. Bien lo merece. Tu mirada siempre es estimulante y enriquecedora.

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    3. Ahora, te estoy doblemente agradecido 😉

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