viernes, 10 de enero de 2025

Siete esposas para un marido (1954)

Amnésico, parece evidente; la desmemoria de Charles, Peter, Bill,… o cómo se llame en realidad el mujeriego gentleman a quien da vida Rex Harrison, es fruto de un trauma psicológico, puede que de una huida de su poligamia. No lo sabe, pues desconoce todo de sí cuando despierta en la habitación de un hotel que no reconoce, en una localidad costera de la que ignora su ubicación y en donde no entiende el idioma de los marineros a quienes pregunta extrañado, tal vez asustado de no saber quién es la imagen del espejo. Pronto descubre que se encuentra en Gales. <<¿En Gales?>>, se pregunta sin respuesta. Tampoco se la da el doctor Llewellyn (Cecil Parker), a quien acude y que le ayuda en sus primeros pasos para recuperarse, para conocerse y saber que está casado con Monica (Kay Kendall), una fotógrafa de éxito, que aboga por ser independiente, pero que bebe los vientos por él. Así parece que el protagonista de Siete esposas para un marido (The Constant Husband, Sidney Gilliat, 1954) se halla en el buen camino para rememorarse y descubrirse. Sin embargo, solo es el inicio de una pista que le conduce a otra esposa y luego a otra y así hasta un total de siete. Don Juan y Barba Azul, la octava espera o esta queda para Ernest Lubitsch, maestro de la ironía y de la comedia, en La octava mujer de Barba Azul (Bluebeard’s 8th Wife, 1938), de la que la película de Sidney Gilliat, aparte de no beber, se encuentra lejos. Pero aun así tiene sus buenos momentos, en su caricatura amable del estereotipo inglés y de la mujer británica, que apunta independencia pero que todavía no la siente totalmente propia, lo que la lleva a caer rendida en brazos de un caballero que acaba convirtiéndose en portada de los medios más prestigiosos, cuando se le acusa de poligamia. <<Insólito caso atrae la atención mundial a los tribunales. Dos son compañía, siete merecen un “juicio”, dice la última esposa>>, puede leerse en uno de los periódicos que Gilliat introduce en pantalla antes de que asome la abogada defensora (Margaret Leighton), aparición que genera la sospecha de un nuevo idilio y asegura la defensa del siete veces casado y desmemoriado…



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