miércoles, 6 de marzo de 2024

Humoresque (1920)

Uno de los intertítulos que abundan en la película define Humoresque como <<Capricho musical que se ríe de la vida con una lágrima detrás>>. Se explica cuando el público pide a Leon que toque una pieza, probablemente de Dvorak, durante el concierto en el ghetto neoyorquino donde transcurrió su infancia. El violinista regresa para mostrar su cariño a su antiguo vecindario, expresando con sus interpretaciones musicales que no se ha olvidado de sus orígenes ni de los suyos, emigrantes hebreos que han echado raíces en Nueva York. Pero la historia de Humoresque (1920) se inicia mucho antes, en la niñez del intérprete, cuando Frank Borzage muestra dos características que vertebrarán su obra cinematográfica: el melodrama y la victoria del amor sobre la miseria y la guerra. Inicialmente, desarrolla el de la madre hacia su hijo y, ya en la segunda parte, el de pareja. La buena acogida de la película posicionó a Borzage entre los directores favoritos del público, también entre los grandes cineastas del momento, sobre todo por su interés tanto en los personajes como en la situación social que les rodea, destacando en este aspecto las escenas del ghetto donde el joven León mantiene amistad con la niña que años después será la mujer de quien se enamore. Nueva York es el marco para el melodrama social expuesto por Borzage, que encuentra una ciudad de contrastes, de milagros y de miserias, donde ubicar a sus personajes, que escapan de lo común debido a su pureza, a su alma poética y a su sensibilidad, en ocasiones, artística, como demuestra Leon. Así le ve su madre, quien gracias a su amor sin límite (con lo que esto implica de positivo y negativo) y a su inquebrantable fe en su hijo, le abre el camino hacia el éxito que posibilita su reencuentro con aquella niña pobre, ahora mujer adinerada que acaba de regresar de Europa donde ha cursado sus estudios…



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