viernes, 14 de julio de 2023

Soldados (1978)

En Las largas vacaciones del 36 (1976), Jaime Camino miraba la guerra civil concediendo el protagonismo a dos familias de veraneantes en un pequeño pueblo catalán donde la guerra es primero el eco en la distancia y la realidad que cada día se hace más y más presente en sus vidas. Pero, en todo caso, la lucha armada permanece en la lejanía que Alfonso Ungría rompe en Soldados (1978) cuya acción se introduce hacia final de la guerra en un pueblo similar al escogido por Camino para desarrollar su historia. Pero hay algo diferente en ese marzo de 1939, cuando el ejército republicano se bate en retirada. Pronto, lo comprobamos. Es un pueblo fantasma. Sus habitantes se han escondido y otros ha sido ajusticiados por los primeros, quienes, conscientes de la victoria “nacional”, han decantado su postura hacia el lado del vencedor. El grupo de soldados que alcanza la localidad se encuentra exhausto y desmoralizado tras la batalla del Ebro, el último y desesperado intento republicano de ganar un terreno cada vez más reducido para los gubernamentales. La guerra ya no es otra cosa que el final de un viaje hacia ninguna parte; como mucho hacia el exilio o la muerte. Pues no pueden huir, ni retroceder ni avanzar. No hay salida, ni hay lugar para ellos en ese presente en el que son atacados por los vecinos que se han pasado al bando “nacional”. El pelotón queda destrozado por las balas, la mayoría cae muerto, aunque unos pocos logran escapar; cada uno por su cuenta. Dicha dispersión permite a Ungría centrarse en tres personajes masculinos y dos femeninos, cada uno de los cuales le permite introducir las analepsis que muestran la situación de los protagonistas previo al golpe de Estado “faccioso”. De ese modo, Ungría y Antonio Gregori (también productor del film), los autores del guion de Soldados, adaptan libremente la novela de Max Aub Las buenas intenciones, cuya narración lineal se centra en Agustín y Remedios, aunque introduce las historias de Tula, de Lucas y del Tellina, abarca desde 1924 hasta 1939 —periodo que Incluye la dictadura de Primo de Rivera, los últimos años del reinado de Alfonso XIII, la República y la guerra civil—. La novela comienza cuando Remedios visita a la madre de Agustín para decirle que ha tenido un hijo de este, aunque lo que ella no sabe es que su don Juan se llama José María, que se dio a conocer a la muchacha por el nombre de su hijo. A diferencia de la fuente literaria, la película se inicia en 1939, y se vale de varias analepsis para regresar al pasado desde su presente de derrota republicana, lo que genera cierto tono espectral al conjunto, como si se tratara de la memoria de fantasmas. Quizá porque los tres soldados y las dos mujeres son como almas en pena, derrotados por la historia y por sus propias historias sin final feliz, perdidos en un tiempo que ya no es presente ni pasado, es el de la imposibilidad del futuro. Quizá hubiesen sido siempre espectros, y no lo sabían porque en algún momento existió la necesidad, la esperanza, las buenas intenciones, la posibilidad de estar vivos…



No hay comentarios:

Publicar un comentario