<<Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender. Es el deporte y el lujo específico del intelectual. Por eso su gesto gremial consiste en mirar el mundo con los ojos dilatados por la extrañeza. Todo el mundo es extraño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas. Esto, maravillarse, es la delicia vedada al futbolista, y que, en cambio, lleva al intelectual por el mundo en perpetua embriaguez de visionario. Su atributo son los ojos en pasmo. Por eso los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pájaro con los ojos siempre deslumbrando.>> (1)
Pues eso, embriagaros con los ojos en pasmo, aunque habrá quien prefiera hacerlo dando patadas al aire, durmiendo, soñando, jugando, silbando, babeando… En todo caso, siempre que podáis, sorprenderos y maravillaos como buenamente os venga en gana. Tal como desde siempre hizo este filósofo español; aunque siempre, referido a los humanos, se reduce a unos cuantos años de vida, los que le llevan, en el caso de José Ortega y Gasset, desde sus estudios de filosofía en Marburgo (Alemania), <<en la pura tradición neo-kantiana de Cohen y Natorp>>, (2) hasta el final de sus días. Entremedias, miró a su alrededor y reflexionó lo visto, también lo escuchado y lo leído, lo intuido y lo sospechado, y así, empleando las lecciones aprendidas durante su estancia en la escuela alemana, su pensamiento original y su identidad española, dio pie a la creación de su pensamiento filosófico, a su filosofía <<Razón Vital, Histórica o Viviente>>, que influiría en Javier Zubiri, María Zambrano, Javier Marías…
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