La voz en off de Nettie (Coleen Gray) introduce al personaje de Nick Bianco (Victor Mature), a quien presenta como a un hombre sin suerte, dispuesto a encauzar su vida, pero obligado a delinquir de nuevo debido al rechazo que genera su condición de ex-convicto. Sin tiempo a profundizar en el pasado de Nick, se le descubre acompañado por otros dos delincuentes momentos antes de atracar una joyería. El golpe se realiza con precisión, rapidez e incluso con violencia, pero durante la fuga Nick Bianco es detenido por la policía y enviado ante el ayudante del fiscal del distrito. D'Angelo (Brian Donlevy) no se rige por ambiciones políticas, sino por principios basados en su fe absoluta en la justicia que defiende y en su instinto para reconocer la valía de los hombres como Bianco, a quien ofrece un trato que le permitiría salir indemne porque el ayudante del fiscal está convencido de que un hombre con dos hijas no puede ser un mal tipo. D'Angelo no se equivoca al juzgar a Nick Bianco, pero éste se niega a dar los nombres de sus compinches porque tiene presente el primer mandamiento del hampa: no delatarás, y está convencido de que su esposa cuidará de las niñas durante su estancia entre rejas, dicha certeza le permite asumir su condena con la confianza puesta en un abogado (Taylor Holmes) que le asegura que no tardará en conseguir su puesta en libertad, pero el tiempo pasa y Nick continúa encerrado. La noticia de la muerte de su mujer y del ingreso de sus hijas en un orfanato cambian su pensamiento y su comportamiento, consciente de que las pequeñas le necesitan. La delación y el realismo son dos de los ejes de El beso de la muerte (Kiss of Death), siendo el primero un acto justificado para Nick, aunque no le resulta sencillo asumir, pero necesario para lograr su libertad y poder encargarse de sus hijas. La conversión de Nick en confidente de D'Angelo implica delatar a sus compinches, lo cual acarrea el riesgo de ser descubierto y, como consecuencia, eliminado, pero debe arriesgarse, porque es el único medio para emprender un nueva comienzo al lado de sus hijas y de Nettie, la joven narradora que no puede ocultar su amor por el convicto. La tensión aumenta con la presencia de Tommy Udo (Richard Widmark), criminal de sonrisa nerviosa que coincide con Nick cuando éste es enviado a prisión; sin duda se trata del personaje que más llama la atención del film de Henry Hahaway, ya que se trata de un individuo sádico y violento, consumido por el opio, que no duda en arrojar por las escaleras a una mujer en silla de ruedas, ni dudaría en matar a las hijas de Nick. El enfrentamiento entre Nick y Udo es inevitable porque el primero es el testigo principal durante el proceso del segundo, un juicio que se omite pero al que se hace referencia para informar de que Udo ha sido absuelto y Nick ha puesto su vida en peligro al desvelar su condición de delator, hecho que implica la venganza de un asesino libre de los cargos por una argucia legal. La parte final de El beso de la muerte (Kiss of Death), cuando los dos rivales se reúnen en el restaurante donde el tiempo cae como una losa, vaticina una conclusión trágica para Nick, ya que se encuentra dispuesto a sacrificar su vida para proteger la de su familia, consciente de que esa es la única posibilidad de detener a Udo, desoyendo los consejos de D'Angelo, quien continúa sin darse cuenta de la cruda realidad por la que atraviesa su confidente.
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