El difunto protesta (Here Comes Mr.Jordan) es una fantasía cinematográfica entretenida y en ciertos aspectos original, que inicia su enredo a partir del exceso de celo y de querer agradar del nuevo empleado de aerolíneas "Almas en Tránsito". El mensajero 7013 (Edward Everett Horton) rescata el alma de Joe Pendleton (Robert Montgomery) antes de que se produzca el accidente de avioneta del que el piloto habría salido ileso si no hubiese intervenido el precipitado empleado; como consecuencia, Pendleton, boxeador con un gran futuro profesional, se descubre en una pista de tránsito sin saber dónde se encuentra, aunque no tardará en descubrir que alguien ha cometido un error de cálculo y su vida ha dejado de pertenecerle. Como norma no escrita para este tipo de situaciones imprevistas, lo primero que pasa por la mente del nuevo ser incorpóreo tras enterarse de que le han separado de su cuerpo, por la equivocación cometida por el empleado de la aerolínea, sería presentar una queja al individuo que se encuentra al mando de las operaciones de traslado de los espíritus de los finados. El señor Jordan (Claude Rains) no se enfurece cuando se le presenta la reclamación, ni pide que la expongan por escrito, ni tan siquiera dice: "vuelva usted dentro de un rato que es mi hora de tomar el café". Y no hace ninguna de estas cosas porque se trata de un ejecutivo efectivo que comprende el alcance de la situación en la que se encuentra la víctima (quien no debería tomar el avión celestial hasta dentro de cincuenta años). Jordan sabe mejor que nadie qué hacer en caso de emergencia; su reacción muestra a un hombre práctico que piensa en cómo arreglar semejante estropicio. Con una calma que roza lo inimaginable, y expone a las claras que Joe se encuentra en manos de un profesional, Jordan intenta tranquilizar al futuro campeón, a quien nadie podría calmar dada la gravedad del asunto que le ha llevado ante su presencia, sin embargo, la promesa de devolverle a su cuerpo parece satisfacerlo... Hasta que regresan a la Tierra y descubren que Max Corkle (James Gleason), manager y amigo de Joe, ha incinerado el supuesto cadáver, cuestión que plantea un nuevo problema: hallar el cuerpo perfecto para Joe Pendleton no proteste. El difunto protesta (Here comes Mr.Jordan) sigue los pasos de Joe Pendleton en busca de su lugar en el mundo, un lugar que le depara aceptar introducirse en el cuerpo de un millonario a quien su esposa y su secretario acaban de ahogar en la bañera. Joe no estaba convencido de que ese sea su recipiente ideal, pero la aparición de Bette Logan (Evelyn Keyes) le convence para decir sí a la propuesta del señor Jordan. A partir de ese instante, Pendleton, alias Frank Farnsworth, pretende conquistar el corazón de la chica y el título mundial de boxeo; para lograr lo primero, se propone deshacer las injusticias cometidas por el millonario y para lo segundo, llama a su amigo Corkle, quien, a pasar de creer una historia increíble, siempre se muestra confuso ante la posibilidad de que el invisible señor Jordan se encuentre presente; sin duda, se trata del personaje que pone la mayor nota de humor en la película de Alexander Hall. No obstante, cuando todo parece marchar para el futuro campeón, las cosas se tuercen, pues Julia Farnsworth (Rita Johnson) y Tony Abbott (John Emery) no han abandonado la idea de eliminar al difunto Farnsworth.
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