martes, 10 de junio de 2025

La gran evasión II: la historia jamás contada (1988)

El título escogido por los responsables de La gran evasión II: la historia jamas contada (The Great Escale II: The Untold Story, 1988) hace inevitable recordar el film original de John Sturges, así como invita a la comparación entre ambas, comparativa de la que, indudablemente, La gran evasión (The Great Escape, 1963) sale victoriosa y se reafirma como una de las grandes fugas cinematográficas. Mientras que esta otra evasión se antoja minúscula y tienta a decir que, de haber hecho honor a su subtítulo “la historia jamás contada”, habría ganado enteros; pues tal como la cuentan Paul Wendkos y Jud Taylor, a partir del guion escrito por Walter Halsey Davis, se antoja mejor que no hubiese sido contada. Lo único que logra esta película para televisión es hacer más y más grande el film de Sturges, que ya de por sí se encuentra repleto de ironía, de épica, de tensión, de momentos inolvidables, de cine; nada que ver con la pobre propuesta de esta película televisiva de tres horas de duración, en su momento estrenada en dos partes, que intenta ser, pero que carece de cualquier posibilidad de lograrlo, ya que ni tiene identidad propia ni de personalidad narrativa. Se queda en la comodidad de lo ya visto y depara una anodina recreación que nada tiene que aportar al subgénero de fugas de “stalags”. Su reparto tampoco logra seducir al público, como sí hacían los presos de Sturges, los de Wilder en Traidor en el infierno (Stalag 17, Billy Wilder, 1952) o los de Jean Renoir en La gran ilusión (La grande Illusion, 1936). Queda claro que Christopher Reeve carece del aura rebelde y chulesca de Steve McQueen, ni aporta la emotividad de un James Garner (de quien hereda el papel de piloto estadounidense enrolado en la RAF) que asume la amistad por encima de todo, aparte de exhibir por enésima vez su limitada capacidad actoral; ni la partitura de Johnny Mendel logra el tono de la de Elmer Bernstein, pues carece del atractivo y del desenfado de aquella, tampoco resulta introducir entre el plantel actoral a Donald Pleasence —el único del reparto original que asoma por este sucedáneo sin sabor—, en un rol opuesto al asumido en La gran evasión, que resulta una lección de ritmo narrativo y cinematográfico, ritmo inexistente en esta supuesta segunda parte, que no lo es, puesto que se trata de la “historia verdadera” de aquella fuga masiva que inspiró el guion del film de Sturges, un guion desarrollado por James Clavell, el autor de Shogun, y W. R. Burnett, uno de los grandes del género negro…



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