jueves, 26 de julio de 2012

Más allá de las lágrimas (1955)



Los films bélicos realizados por 
Raoul Walsh muestran enfoques o planteamientos diferentes entre sí, en el caso concreto de Más allá de las lágrimas (Battle Cry, 1955) se alejó del género en el que se inscribe el film para acercarse al melodrama que se descubre en las experiencias de jóvenes reclutas antes de entrar en combate, situación que se produce en la última parte de la película. Tras el ataque a Pearl Harbor, miles de estadounidenses son llamados a filas o se presentan voluntarios para defender a su nación de la amenaza japonesa. Estos jóvenes provienen de todos los rincones del país, sea cual sea su condición social, sus aficiones o sus comportamientos, pero todos y cada uno guardan aspectos comunes acordes a su edad y al tiempo que les ha tocado vivir. La voz en off del sargento Mac (James Whitmore) presenta al grupo de reclutas, uno de los muchos que viajarían en vagones similares de trenes idénticos que se dirigen a los campos de entrenamiento. Esos muchachos, que no se conocían hasta ese instante, acaban formando una especie de familia que solo la experiencia bélica parece capaz de crear, uniendo a hombres como Andy (Aldo Ray) mujeriego y protector de sus amigos; Danny (Tab Hunter), enamorado de su novia de siempre, Kathy (Mona Freeman), pero que sufre su separación manteniendo una aventura con la madura y solitaria Elaine Yarborough (Dorothy Malone); Joe (Perry Lopez), el pendenciero criado en las calles; Marion (John Lupton), quien desea escribir un libro contando sus experiencias en el ejército; o "Ski" Wronski (William Campbell), que no soporta el desengaño amoroso que descubre en la carta de su novia, donde lee que se va a casar con otro. El primer paso de estos reclutas para convertirse en soldados son diez semanas de instrucción que les sirve para ganarse su nombramiento, sin embargo, la preparación no ha hecho más que empezar, ya que son trasladados al centro de transmisiones donde continuarán su adiestramiento bajo la supervisión del mayor Sam Huxley (Van Heflin), conocido entre los reclutas como el “negrero".


Huxley se preocupa por sus hombres, y 
les exige al máximo porque sabe que llegado el momento el entrenamiento podría salvarles la vida. Pero también es un oficial cercano, cuestión que se remarca en el trato individual con cada uno de ellos —intenta guiar y ayudar en los momentos de duda—, pero también tiene sus propios problemas personales, consciente de que su plena dedicación al ejército le ha ido alejando en de su mujer, con quien no ha tenido hijos. Quizá este sea el motivo que le impulse a preocuparse por los jóvenes bajo su mando. El tiempo avanza y muchas de las viejas dudas se superan como se descubre en Danny (que se casa con Kathy) y otras nuevas surgen como la desilusión que se apodera de Marion cuando descubre que Rae (Anne Francis), la chica del transbordador, mantiene relaciones con otros hombres. Los soldados llegan a Nueva Zelanda, donde, a la espera de entrar en combate, realizan la tercera parte de su preparación y surgen nuevas emociones. El campamento de los soldados americanos se levanta cerca de Wellington, circunstancia que Andy piensa aprovechar para divertirse y pasar el rato con mujeres a quienes olvidar al día siguiente, sin embargo, cuando conoce a Pat Rogers (Nancy Olson) su manera de pensar cambia, porque se enamora, hecho que provoca un nuevo conflicto. Raoul Walsh deja para el final el aspecto bélico, mostrando a ese grupo de soldados a quienes se les encomiendo funciones de limpieza, en lugares como Guadalcanal, actividad que les hace sentir minusvalorados después de tantos meses de dura preparación, hecho que también afecta al "negrero" que no duda en visitar al general Snipes (Raymond Masseyy solicitar un puesto en la vanguardia para él y los suyos. Pero, sobre todo, en Más allá de las lágrimas prima el romance, la importancia emocional de la mujer en tiempos de guerra y la amistad, pues las historias de amor o desamor marcan el ritmo de un film que se centra en la intimidad de jóvenes que experimentan y se inician en aspectos de la vida durante un periodo de ilusión (antes de perder la inocencia) y desencanto (la guerra).

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