miércoles, 3 de septiembre de 2025

Regreso al futuro II (1989)


La primera entrega de la serie dejó abierta la puerta a la segunda, la cual no sería factible sin el enorme éxito de taquilla que cosechó Regreso al futuro (Back to the Future, 1985) y sus ya icónicos personajes Marty McFly (Michael J. Fox) y “Doc” Brown (Christopher Lloyd). Ambos retoman el hilo temporal en Regreso al futuro II (Back to the Future Part II, 1989), viajando primero a 2015, cuando Marty ya tiene 47 años, para regresar al presente de 1985, a los 17 de McFly, y después al pasado de 1955, cuando tiene -13, obligado a este nuevo retroceso porque su presente ya no es el que le gusta y pretende devolverlo a la línea temporal que prefiere, aquella cuya forma deparó su primer viaje. Ahí, no importó cambiar el devenir, puesto que mejoraba sus condiciones de vida, las que se observaban al principio. En este aspecto, Marty es un manipulador y un jugador de ventaja que logró en su viaje inicial sacar provecho para él y su familia, convirtiendo el núcleo en descomposición en uno modélico, en cuanto acorde con lo que se espera de la clase media estadounidense. Sin embargo, en su segunda aventura la trama se enreda y entrelaza más tiempos, al viajar entre 1985, el futuro de 2015, que ya es pasado en el presente alternativo al que regresan y que les obliga volver al pretérito ya conocido en busca de cerrar el círculo que se inicia con el final abierto de la primera entrega de la saga. El lío, aparte de la excusa que lo posibilita (el viajar para salvar a su hijo), se origina debido a la ambición de Marty y le deparará una nueva lección de vida, que para eso tiene al bueno de “Doc” como mentor y Pepito Grillo.


En 2015, cuando los coches vuelan, los adolescentes de la década de 1980 serían hombres y mujeres maduras con poder adquisitivo en ese ahora durante el cual se estrena Tiburón 19, dirigida por Max Spielberg, nacido en 1985 e hijo del popular director de E. T. (1982) —que, junto a sus socios Frank Marshall y Kathleen Kennedy, fue uno de los productores ejecutivos de esta saga—. Y dicho poder adquisitivo origina la industria y el negocio de la nostalgia “ochentera”, que encuentran su producto de consumo en los “recuerdos” e iconos de la década —más o menos como viene sucediendo en nuestra realidad—. En ese futuro, a Marty se le ocurre la brillante idea de sacar tajada apostando sobre seguro cuando regrese a su presente. Su ambición monetaria es la que depara el nuevo embrollo, puesto que el almanaque con los resultados de las competiciones deportivas celebradas entre 1950 y 2000 cae en manos de Biff (Thomas F. Wilson), que no hace otra cosa que lo pretendido por ese héroe adolescente que todavía no comprende las implicaciones ya no de viajar en el tiempo sino de tomar decisiones, que es otra forma de viaje que, si bien corresponden a todas las edades, en la edad adulta (que es la que llama a su puerta) son el continuo espacio-tiempo en el que no pocos se descubren atrapados.


En cierta medida, siempre estamos dando pasos a cambios espacio-temporales, recorriendo realidades alternativas que se concretan y se fijan en nuestra historia con cada elección que tomamos, pues queda claro que antes de elegir se abrían varias opciones que, unas descartadas y otras caminadas, darían (supuestamente) resultados distintos. Todo esto posibilita a Zemeckis jugar con el tiempo en el cine, lo cual parece gustarle, pero también le permite desarrollar temas como la familia, la amistad, la superación y la maduración personal sin por ello perder cierta ingenuidad infantil, que reaparecen en su filmografía, así como el aplicar las nuevas tecnologías, para integrarlas como parte de la historia a contar. En esta II parte se puede observar brevemente a Biff junto a Marilyn, siendo la primera de las ocasiones —Forrest Gump (1994) o Contact (1997)— en las que el cineasta posiciona a sus personajes ficticios con otros reales. Pero hay otros aspectos que Zemeckis maneja a la perfección, que serían el ritmo y el entretenimiento, el ponerse serio le llegaría más adelante, en su adaptación de la novela de Carl Sagan, en Náufrago (Cast Away, 2000) o en El vuelo (The Flight, 2013)… Y como todo viaje que se precie, la saga al completo de Regreso al futuro es uno sobre el aprendizaje de un adolescente a las puertas de la edad adulta, a la que se le supone una madurez que sólo logrará alcanzar al final del recorrido iniciado por Zemeckis en 1985, pero esa conclusión queda para la tercera parte…




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