lunes, 22 de septiembre de 2025

Héroe por accidente (1992)


Resulta indudable la influencia de Frank Capra en esta comedia que Stephen Frears realizó sobre la idolatría del héroe, que no es quien lleva a cabo una acción extraordinaria que deviene en heroicidad, sino aquel que encaje con la imagen del Juan Nadie que pueda ser vendible como héroe popular. Lo de menos es si el desconocido ha sido o no heroico, solo importa tener uno a mano que cumpla los requisitos para crear el ídolo que el público admirará durante unos días, los justos que los titulares de la prensa sensacionalista y las imágenes de televisión consideren oportunos para satisfacer sus objetivos. ¿Cuáles son? Es una pregunta de las muchas que podrían plantearse. A partir del guion de David Webb Peoples, de quien ese mismo año Clint Eastwood había llevado a la pantalla Sin perdón (Unforgiven, 1992), Héroe por accidente (Hero, 1992) toma de Juan Nadie (Meet Joe Doe, 1940) y se adapta a las características de finales de siglo XX, pero la necesidad de héroes, y lo vendibles que son estos, apenas ha cambiado desde que Capra popularizó a sus Deeds, Smith o Doe. Tampoco han variado en exceso los usos y los fines de los medios, ni el gusto de la opinión pública y de las masas por el héroe o heroína que sale de su seno para deslumbrar durante unos instantes, antes de regresar al olvido del que un hecho puntual, en este caso una confusión de identidad, saca a la luz y da notoriedad a tipos como John Bubber (Andy García). El falso héroe que de la noche a la mañana se convierte en una estrella mediática porque la prensa, aquí la ambiciosa periodista Gale Gayley (Geena Davis), asume que él ha sido quien salvó a las víctimas del accidente en el que ella también se vio involucrada. Pero el verdadero héroe es otro hombre (Dustin Hoffman), uno que no cae bien y que no se ajusta a la imagen que los medios han creado en su confusión de identidad…

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