Si tuviese que describir a Jacques Tourneur solo podría hacerlo por sus películas y estas me llevan a concluir que fue un cineasta único. Nacido y criado dentro de un ambiente cinematográfico en constante evolución, pues no puedo olvidar que su padre fue el pionero francés Maurice Tourneur, su manera de filmar y su capacidad de narrar son ejemplo de precisión, nunca exenta de complejidad que, a simple vista, pasa desapercibida (y ahí reside parte de la grandeza de su cine) ni de lirismo en sus imágenes y temas. Su concepción visual es espléndida, tanto en blanco y negro como en color. Aunque su carrera comenzó en Francia en 1931, donde dirigió cuatro largometrajes, su cine madura en la veintena de cortometrajes realizados en sus primeros años en Hollywood y me conquista al lado de Val Lewton, con quien había coincidió en Tales of Two Cities (Jack Conway, 1935), en las producciones de terror RKO. Sus aventuras, sus westerns o esa joya de cine negro que es Out of the Past (1947), son cine, cine y cine. Incluso, Days of Glory (1944) me pareció un espléndido (y extraño) film bélico intimista, en el que los partisanos soviéticos son los héroes impensables apenas dos años después, para el cine del Hollywood bajo la inquisición mccarthista. Las atmósferas de Cat People (1942), hito de la serie B y del cine de terror psicológico, I Walked with a Zombie (1943), de imágenes de gran belleza poética, The Leopard Man (1944) u Out of the Past (1947) son una gozada. Tourneur aprovecha magistralmente la iluminación —a cargo, en estos títulos, de Nicholas Musuraca—, que es uno de los recursos más cinematográficos, la sugerencia y sugestión, pues comprende que el terror y la fantasía se encuentran en la mente humana, y el encuadre, aparte de su sencillez, que no confundo con simpleza, y su honestidad cinematográfica. Vamos, que ver estas y otras películas suyas: Canyon Passage (1946), su primer film en color, Berlín Express (1948), The Flame and the Arrow (1950), Anne of the Indies (1951), Wichita (1955), Great Day in the Morning (1956), Nightfall (1957) o Night of Demon (1957) me alegran cualquier jornada de cine y supongo que la de cualquiera que posea una mínima cultura cinematográfica.
Tour ça ne vaut pas l’amour (1931)
Toto (1933)
Cocktail de besos (Pour être aimé, 1933)
Delirio de grandeza (Les filles de la concierge, 1934)
They All Come Out (1939)
Nick Carter, Máster Detective (1939)
Phantom Raiders (1940)
Doctors Don’t Tell (1941)
La mujer pantera (Cat People, 1942)
Días de gloria (Days of Glory, 1944)
Noche en el alma (Experiment Perilous, 1944)
Tierra generosa (Canyon Passage, 1946)
Retorno al pasado (Out of the Past, 1947)
Stars in My Crown (1950)
El halcón y la flecha (The Flame and the Arrow, 1950)
La mujer pirata (Anne of the Indies, 1951)
Cita en Honduras (Appointment in Honduras, 1953)
Stranger on Horseback (1955)
Wichita (1955)
Una pistola al amanecer (Great Day in the Morning, 1956)
Nightfall (1957)
La noche del demonio (Night of the Demon, 1957)
The Fearmakers (1958)
Timbuktu (1959)
La batalla de Maratón (La batagglia di Maratona, 1959)
La comedia de los terrores (The Comedy of Terrors, 1964)
La ciudad sumergida (The City Under the Sea, 1965)
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