En la parte final de Pensión Mimosas (1935) asoma un adelanto del realismo poético, mezcla de romanticismo, pesimismo existencial e imposibilidad, que Marcel Carné, asistente de Jacques Feyder en esta película, y Jacques Prévert desarrollarían en sus colaboraciones a partir de Jenny (1936), que supuso el debut en la dirección de Carné. Pero aquí es otra pareja, la formada por Feyder y Charles Spaak, guionista imprescindible del cine francés, la que crea una historia de amor y desamor en la que ni el sacrificio ni la protección podrán evitar el destino al que parecen estar condenados los personajes del realismo poético. Pero en toda protección, hay posesión, en ocasiones inconsciente como la que nace de la actitud maternal de la protagonista de Pensión mimosas, una actitud fruto del amor y de la entrega generosa, al tiempo decidida, con la que la madre pretende guiar y proteger al hijo. Ese es el deseo de Louise Noblet (Françoise Rosay), pero quizá no el del joven (Paul Bernard) a quien crió de niño. Por aquel entonces, Pierrot ya sentía pasión por el juego, y el juego conlleva la posibilidad de ganar y el riesgo de perder no solo dinero. Las relaciones materno-paterno-filial, la matrimonial de los Noblet, la que une y distancia a Pierre y Nelly (Lise Delamare), y el rechazo de Louise hacia esta última —porque la considera una influencia negativa y peligrosa para Pierre— son los cuatro pilares sobre los que construye Pensión Mimosas, que Jacques Feyder inicia como una comedia y, sin que apenas lo fuerce —a cuenta gotas introduce detalles que anuncian el conflicto—, transforma la comicidad en melodrama y, finalmente, en la tragedia de una madre que se desvive por salvar a su hijo.
Aunque no sea hijo de su vientre, sí lo es de corazón. Lo es de su amor. Y este sentimiento ya queda señalado en la introducción que se ubica en Niza, en 1924, cuando las notas de humor son predominantes. En ese instante, Feyder sitúa la acción en el casino donde Gaston Noblet (André Alerme) enseña las normas a los crupieres, a quienes también enseña a negar cualquier evidencia de suicidio en las mesas de juego, en los salones y en los jardines del casino. Tras la irónica presentación, Gaston abandona el local y se dirige a la pensión Mimosas, el hospedaje de su propiedad y de Louise, su mujer. Ella es quien se encarga de dirigir el negocio y pronto comprendemos que también es el eje del film, cuando entra en escena el tercer personaje. Pierrot, de trece años, les llama madrina y padrino y su presencia alegra al matrimonio, pues, para ellos, es el hijo que no han tenido. Pero entre el tono alegre, hay una nota discordante: les preocupa la afición del niño por el juego —organiza apuestas escolares. Estos primeros minutos de Pensión Mimosas, permiten a Feyder establecer los vínculos afectivos entre los tres personajes. Muestra como Louise abraza maternal al niño tras reñirle, y el niño la abraza filial tras arrepentirse. También Gastón muestra su paternidad en el orgullo que siente, aunque se muestre algo preocupado porque al niño le de por organizar partidas escolares con una ruleta en miniatura —y ya de mayor, teme que sea un tarambana. Más allá de eso, todo semeja idílico hasta el día de la comunión del pequeño, momento en el que se presenta en padre para llevárselo consigo. Ese instante ya cambia el tono, pues el rostro de Gaston no puede ser más expresivo. Denota contrariedad y tristeza. Los años pasan y el matrimonio continúa en las Mimosas. Es 1934 y hablan de Pierre, que les escribe a menudo, pidiéndoles dinero. Vive en París y para ellos continúa siendo su hijo, por eso al leer que se encuentra enfermo, Louise no duda y viaja a la capital, donde descubre una realidad distinta a la imaginada, a partir de las cartas recibidas. Desde ese instante, su instinto y su amor maternal regresan con fuerza para proteger a Pierre, ya que lo descubre herido, tras recibir una paliza de advertencia, y necesitado de su ayuda, o así lo siente ella, cuando el hijo pródigo regresa a casa y acepta las condiciones de Louise, salvo poner fin a su relación con Nelly.
Pese a ser un filme notable, el hecho de que Feyder estrenase ese mismo año "La kermesse héroïque" tal vez le restó algo de notoriedad a este drama familiar.
ResponderEliminarSaludos.
Quizá "La kermesse..." sea el film más conocido de Feyder. Personalmente, lo disfruté de principio a fin, pero, como bien dices, este también es notable y se disfruta igual de bien.
EliminarSaludos.