La última película realizada por Howard Hawks fue un western de corte clásico que se contrapuso a la corriente del momento, siendo su personaje principal un hombre maduro que no comparte el desencanto vital que habita en los antihéroes del western crepuscular. Inicialmente Río Lobo se aparta de las anteriores incursiones de Hawks en el género, ya que en un primer momento la acción se desarrolla en plena guerra de la Secesión, instante en el que se presentan los tres personajes masculinos principales; el coronel McNally (John Wayne), el capitán confederado Pierre Cordona (Jorge Rivero) y el sargento rebelde Tuscarora (Christopher Mitchum), de igual modo, durante el breve periplo bélico se gesta la idea motora que tras la guerra impulsará a McNally. El film arranca con Cardona liderando a un contingente confederado que realiza un espectacular asalto al tren que transporta el oro de la Unión, pero a pesar del éxito, el capitán rebelde no puede escapar del coronel yanqui, que le envía a presidio no sin antes intentar sonsacarle el nombre del traidor que le ha vendido la información. En un segundo momento, inmediato a la conclusión de la contienda, el coronel se presenta en la prisión adonde ha enviado a los dos rebeldes, allí hacen las paces y les vuelve a preguntar quién les proporcionó los detalles de los envíos de las nóminas de los soldados. Para el oficial de la Unión descubrir al traidor se ha convertido en un asunto personal que provoca el cambio de rumbo en Río Lobo, dejando a un lado las rencillas entre norte y sur, decantándose por una historia de amistad similar a las expuestas en Río Bravo y El Dorado. McNally llega al pueblo de Blackthorne donde se reúne con Cordona, y este le informa de los problemas que Tuscarora tiene con las autoridades de Río Lobo, población donde el sheriff (Mike Henry) y Ketcham (Victor French), el terrateniente, ejercen la violencia para apoderarse de todas las propiedades de la zona. Decididos a ayudar a su amigo Tuscarora se presentan en esa ciudad controlada por los hombres del sheriff, a quienes se acaban enfrentando con la ayuda de Phillips (Jack Elam) y Shasta (Jennifer O'Neill). Siguiendo indicaciones de Howard Hawks Leigh Brackett, su guionista habitual, reescribió el guión original escrito por Burton Wohl, de ese forma la trama adquirió aspectos más cercanos al western hawksiano, entre los que destacan: la amistad, la presencia de un personaje que aporta las notas de comicidad que en otros westerns corrieron a cargo de los interpretados por Walter Brennan y Arthur Hunnicutt, la ubicación del grupo en un espacio cerrado (la cárcel) hacia final del film, cuando McNally y los suyos aguardan la llegada del ejército, o un final que invita a pensar en Río Bravo, pero sin poseer en ningún momento el nivel de aquella. A pesar de cierto desequilibrio en el desarrollo de los personajes y de la historia que narra, Río Lobo resulta un film agradable que conserva parte del genio de un director que con esta producción decía adiós al cine, dejando tras de sí joyas irrepetibles en cualquiera de los géneros que cultivó, ya fuese comedia (La fiera de mi niña o Bola de fuego), cine negro (Scarface o El sueño eterno) o western (Río Rojo o Río de sangre).
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