domingo, 8 de enero de 2012

Navidades en julio (1940)



Los sueños forman parte de la naturaleza humana, desde el despertar de la mente; sin embargo, evolucionan de manera distinta según que casos, que edades y que particularidades. Algunos los olvidan, otros claudican ante la realidad que aceptan sin más alternativa, mientras unos pocos continúan persiguiéndolos y hay quienes acaban sintiendo que les caen encima o que se trasforman en quimeras obsesivas e insistentes. Jimmy MacDonald (
Dick Powell) es un soñador frustrado que para ver cumplida su ilusión necesita que el jurado del concurso al que ha presentado su eslogan: “si no duerme, no es el café, es la cama” falle a su favor. La posibilidad de conseguir el premio de 25.000 $ y el reconocimiento de sus aptitudes serían fundamentales para que Jimmy se acepte a sí mismo y dé un paso adelante en su relación con Betty (Ellen Drew), su novia de toda la vida, la misma a la que no desea condenar a una existencia al lado de un hombre que gana 22 $ a la semana. Esta introducción podría parecer la de un drama, sin embargo, en manos de Preston Sturges se convierte en el inicio de una comedia de enredo divertida e inteligente, una comedia que muestra como la vida de esa pareja cambia de modo radical como consecuencia de una broma que tres compañeros de trabajo le gastan a Jimmy. Navidades en Julio (Christmas in July, 1940) sería una especie de sátira del sueño americano que muestra como la existencia de Jimmy MacDonald da un giro inesperado cuando recibe el falso telegrama que le confirma como el ganador del concurso. Sin pretender engañar a nadie, pues él y Betty son totalmente ajenos a la broma, se presentan en la oficina de cafés Maxford, donde cobrarán de manos de mismo Doctor Maxford (Raymond Walburn) la cantidad estipulada como premio. Cuando el dueño de la empresa entrega los 25.000 $ está convencido de que se trata del ganador, así pues la confusión se cobra a una nueva víctima, y no será la última. De este modo, a raíz de una broma de mal gusto, Jimmy y Betty viven el sueño americano, un sueño que les permite planear su futuro y que transforma a Jimmy de fracasado en triunfador. Ser el portador de una suma tan elevada le abre puertas anteriormente cerradas para él, como la oportunidad de ganarse la admiración de su jefe, el señor Baxter (Ernest Truex), quien empieza a considerarle un genio, cuando poco antes ni siquiera sabía de su existencia. Así pues, la ilusión se convierte en realidad, le valoran, le ascienden y puede permitirse el lujo de comprar regalos para todo el barrio, convirtiéndose en una especie de Papá Noel (o el nombre que reciba según el país en el que aterrice con sus renos). Sin embargo, esta Navidad veraniega pronto toca a su fin, cuando Maxford descubre que el jurado todavía continúa reunido, porque Bildocker (William Demarest), uno de sus miembros, no da su brazo a torcer, oponiéndose a la decisión del resto de los reunidos. ¿Vale el hombre y sus ideas o vale la imagen que se tiene de él? Esta pregunta parece planteársela Jimmy cuando descubre el engaño y la reacción de quienes le había alabado cuando creían que era el ganador. Preston Sturges dotó a Navidades en Julio de ironía, humor y enredo, características que se encontrarían en sus posteriores producciones, y que le convertirían en uno de los grandes de la comedia, donde combinaría la realidad y la sátira para mostrar parte de los hechos que se producían a su alrededor, pero siempre empleando como máxima la risa, porque según él (y muchos otros) reír siempre es mejor que llorar.

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