domingo, 29 de enero de 2012

Tierra (1930)

Una muerte anuncia el fin de la época dominada por los grandes terratenientes; pero será otra la que confirme definitivamente la llegada del progreso idealizado que se presenta tras la adquisición de un tractor que permite a los hombres y mujeres trabajar las tierras comunales para su propio beneficio. La velocidad con la que el vehículo avanza por los campos representaría un nuevo presente (y futuro) donde la abundancia y la alegría serían las notas predominantes. Esa pretendida, y posiblemente nunca alcanzada, realidad sirve para descubrir las connotaciones políticas de un film como Tierra (Zemlya), considerada una de las grandes películas del periodo soviético, que no escapó a la característica común a la mayoría de las producciones cinematográficas de los años que siguieron a la revolución de 1917: la alabanza al nuevo orden y el rechazo total al antiguo régimen zarista y a sus viejas costumbres. El film de Aleksandr Dovzhenko no esconde su postura a favor de la colectivización de las tierras, como tampoco oculta la constante presencia de la muerte como fin de los viejos tiempos y principio de un nuevo presente en el que ni hay cabida para los grandes terratenientes (propiedad privada) ni para la iglesia (lo terrenal se impone sobre lo espiritual). Vasili (Semyon Svashenko) es el primero que renuncia al pasado en el que han vivido sus padres, y los padres de estos, decisión que anuncia a Opanas (Stepan Shkurat), su padre, cuando le indica que piensa vivir su vida, en la que acepta al nuevo sistema que promete una ¿mejora? basada en la utilización de la maquinaria moderna al servicio de los agricultores y en la nueva política agraria impuesta por unos líderes que nunca se romperían la espalda trabajando la tierra. Descubierto el posicionamiento a favor de la colectivización que pretendía mejorar las condiciones agrícolas anteriores al enfrentamiento entre campesinos y kulaks (propietarios que no aceptan de buen grado el cambio que se les impone), las imágenes de Tierra (Zemlya) se acercan a un pretendido realismo documental que expone la promesa de cambio, que se convertirá en realidad tras el asesinato de Vasili a manos de uno de los kulaks; en ese instante Tierra (Zemlya) no sólo rompe con el sistema de los grandes terratenientes, sino también con la religión y con el pasado en general, así como concede mayor importancia a las imágenes simbólicas que sustituyen a las de la siembra y a las de la fabricación del pan, de este modo se forma un conjunto en el cual la tierra se presenta como principio y fin de todas las cosas. Puede que ese sea el descubrimiento que convence a Opanas para rechazar al sacerdote que se presenta en su casa tras la muerte de su hijo, desde ese instante la ruptura con el costumbrismo que defendía anteriormente sería total, convirtiéndose en la confirmación de las ideas de Vasili, o lo que vendría a ser lo mismo, se convierte en parte de ese nuevo engranaje en el que las cosas no llegarían a ser como se mostraron en el cine, pues para los agricultores reales ese tractor no significaría una mejora ni social ni económica, como tampoco lo sería un sistema agrario injusto impuesto a la fuerza que les afectaría de modo negativo.

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