Prefiero lectores, que compradores, la diferencia, para mí, salta a la vista… y podría quedar explicada si lo escribo de esta otra manera: prefiero que un libro seduzca, no que, con su insistencia, el autor, en este caso yo, obligue a su compra y, una vez adquirido, quede olvidado. Si alguien no tiene intención de leerlo o no siente le menor curiosidad, ¿cómo interesarle? Difícil; más aun cuando pienso en las palabras de Umberto Eco <<El mundo está lleno de libros preciosos, que nadie lee>>. Entonces, ¿qué sentido tiene un libro, si no es el de establecer comunicación entre el autor y quien lee sus páginas? Tan necesario es el escritor como el lector, pues una vez escrito, el protagonismo le corresponde al segundo. De ese modo se establece el lazo que une a ambos extremos en la literatura (suma de recursos literarios y de las ideas que contiene y que genera) y no creo que la insistencia sea el mejor camino para generar la curiosidad necesaria para establecerlo. Ignoro cuáles son las mejores vías, y supongo que nunca llegaré a transitarlas, pero, en todo caso, sospecho que atosigar solo me conduce a un callejón sin salida y, particularmente, me gustan las salidas, las entradas y hacer de la vida unas vacaciones, a poder ser, largas, aunque mal pagadas. Así tendría todo el tiempo que quede de mi existencia para vivirlo, escribir y leer, pero no lo malgastaría comprando un libro que no tenga pensado leer. ¿Para qué? ¿Para adornar? ¿Para hacer el favor a un amigo? No me gustan los adornos y no me convence que me compren un libro como el favor de un amigo a otro. Si quien lo compra no va a leerlo, ¿en qué consiste el favor? ¿En pensar que da una limosna? ¿Y la curiosidad amiga? Entonces, ¿qué se le puede exigir a la desconocida? Acaso, ¿alguien le obliga? No, que nadie actúe no por una falsa idea de compromiso o por una obligación inexistente, que quien compre un libro lo haga por la curiosidad que la obra le despierte. Puedo entender que Rincones sin esquinas tenga pocos lectores, pero quienes se dejen seducir por sus páginas seguro que no quedarán indiferentes; y si no, tampoco esperéis que os devuelva el dinero u os pida perdón, pues vuestra es la elección. Aquí, al final del texto, comparto sus primeras páginas, que, junto al resto que forman el libro, son las únicas herramientas que poseo y quiero para despertar curiosidad o indiferencia…
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