La fama le llegó por cuestiones ajenas, como sería su origen de cómic, de las tiras de James O’Barr, y el accidente que costó la vida a Brandon Lee, hijo del mitificado Bruce Lee, durante el rodaje. Pero El cuervo (The Crow, 1994) no pasa de corriente —particular y subjetivamente, pienso que ni lo alcanza— y esos aspectos que escapan al propio film, los que marcaron su popularidad y su leyenda, no son cine. Este puede encontrarse en la apuesta estética de Alex Proyas, más cercana al videoclip que a la viñeta, tal vez porque el director llevaba más de una década rodando clips musicales para diferentes grupos y cantantes, o puede que por su protagonista, que era un rockero cuyo maquillaje postmortem no daba para entrar en una banda como Kiss o en una asociación delictiva como la del Joker. En todo caso, Proyas prioriza un ambiente nocturno, lluvioso, oscuro que pretende transmitir el desasosiego interior del muerto que regresa para vengarse, una venganza que el film desarrolla un año después del doble homicidio expuesto en el prólogo. El regreso de Eric (Brandon Lee) se produce el 30 de octubre del año siguiente, justo uno después de su muerte y de la de Sheila (Sofia Shinas), con quien se iba a casar ese mismo día. La leyenda, dice la voz de Sarah (Rochelle Davis), habla de que un cuervo regresa a la vida a aquellas almas tan tristes que no pueden morir en paz, pero, entonces, ¿por qué no se trae a Sheila, que, aparte de asesinada, también fue violada por los asaltantes? Acaso, ¿ella está contenta o no lo ha perdido todo? No hay respuesta, o habría que buscarla en el más allá y no voy a negar que en el aquí estoy la mar de cómodo. Así que dejo aparte los caprichos de los cuervos, que pertenecen a otra mitología, y aceptó que el reaparecido sea Eric, que no duda en vestirse de cuero y pintarse la cara para salir de caza esa noche violenta en la que se reencuentra con Sarah y recibe la colaboración y comprensión del sargento Albrecht (Ernie Hudson) durante su ajuste de cuentas. En definitiva, Eric regresa para encontrar y acabar con los responsables de su desdicha y de la de Sheila, para así morir en paz y para ofrecer a su público una historia de venganza que se acota a la noche de Halloween y a las calles de una ciudad entre la oscuridad y las llamas…
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