martes, 16 de agosto de 2022

La vida en un bloc (1956)


Estrenada en 1952, bajo la dirección y con el protagonismo de Fernando Fernán Gómez, la popular comedia de Carlos Llopis tuvo cuatro años después su adaptación cinematográfica, de la mano de Luis Lucía, quien contó con la colaboración en el guion de José Luis Colina y Vicente Llosá. El resultado fue la entretenida La vida en un Bloc (1956), una comedia cinematográfica que en su desarrollo no pierde su gracia ni su burla a la soltería y a la vida matrimonial. Se trata de una burla amable, aunque no por ello sin cierta ironía, con algún momento tan logrado como la presentación del cuadernillo narrador de la historia —Fernando Rey le presta su voz y su elegante dicción— o la presencia del guardia civil del pueblo para mantener las distancias de respeto y pudor entre los prometidos. El inicio ya resulta simpático, pero también diferente, al ser la libreta, ya totalmente escrita, la que nos habla mientras es barrida por una escoba y arrastrada al olvido. Pero antes de que su adiós se confirme, el bloc rememora su tiempo de vida y su memoria traslada la acción al pasado, a la papelería donde nace a la vida y a la intimidad de quien lo compra y escribe en sus hojas.



La libreta nos habla de esos primeros momentos, desde su primera hoja conocemos al doctor Nicomedes Gutiérrez (Alberto Closas), medico de pueblo y el hombre que, con su lápiz o bolígrafo, cosquillea la “epidermis” del cuaderno narrador. La libreta nos comenta que pasa de las cosquillas iniciales al aburrimiento de los datos, ya que el carácter de Nicomedes le define meticuloso, cuadriculado, académico, empírico. No obstante, también apunta que hay instantes para la emoción y la poesía, como cuando el doctor apunta su visita a Gerarda (Elisa Montés), la maestra del pueblo a quien pide la mano. Su encuentro posterior apunta su enamoramiento, pero también la decencia de ambos y la burla al respecto, en el tono burlesco con el que Lucia desarrolla la escena. Pero antes de la boda, Nicomedes le explica que debe trasladarse a Madrid y “pendonear” durante tres meses. Dicho así, puede sonar extraño, pero el viaje obedece a la sospecha de Nicomedes de quien no la “corre” de soltero, “galopa” de casado. Su hipótesis le lleva a la experimentación, la parte de su método científico que La vida en un bloc desarrolla episódica —cuatro mujeres distintas, en cuatros encuentros diferentes y resultados similares— en la capital madrileña donde el médico da rienda suelta a su donjuanismo y a su “pendoneo”, que le contacta con amiguetes y con bellas mujeres en instantes que apunta en esa misma libreta que nos habla de la imprevisible soltería madrileña y del monótono matrimonio de su propietario.




2 comentarios:

  1. Al igual que la obra de teatro en la que se basa, me pareció una película con un planteamiento tremendamente original. Alberto Closas está insuperable.

    Saludos.

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    1. Coincido, en ambos casos. Me parece una comedia original. Y de Alberto Closas qué decir; igual lo borda en una comedia que en un drama, o en una película de cine negro. Lo seguro es que fue un gran actor y en este film su comicidad luce esplendorosa.

      Saludos.

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