Admirador de la música punk y, especialmente, del grupo británico The Clash, Alex Cox pudo contar con Joe Strummer en su film Derechos al infierno (Straight to Hell, 1987), pero no era la primera vez que una de sus películas se relacionaba de algún modo con dicha corriente contracultural y musical. Su primer largometraje, El recuperador (Repo Man, 1984) contaba con el protagonismo de un joven punk dedicado a recuperar automóviles y en su segundo largo, Sid y Nancy, (1986), narró la última etapa de una de las figuras más icónicas del movimiento. Es evidente que, por aquel entonces, Cox sentía preferencia por el punk y por sus mitos, que no adoración, como queda claro en Sid y Nancy. En 1978, Nancy Spungen (Chloe Webb) aparece muerta por apuñalamiento en una habitación de un hotel neoyorquino y Sid Vicius (Gary Oldman), hallado a su lado en su estado habitual, es conducido a la comisaría donde Cox, aparte de director también y coguionista de Sid y Nancy —que escribió junto Abbe Wool—, traslada las imágenes al pasado para contarnos la historia de amor y destrucción de esta pareja de jóvenes en constante idilio con las drogas.
Imagen icónica de la primera oleada punk británica, Sid no es anárquico, tampoco Nancy. Ambos son descerebrados y lo serían sin alcohol, pastillas, morfina y heroína. También Johnny Rotten (Andrew Schofield), el amigo de Sid y cantante de Sex Pistols, parece un alocado, pero avanzado el metraje tiene la lucidez de dejar un grupo que, más que protestar y provocar, pierde el norte en su gira estadounidense. Sid formó parte del grupo desde 1977 hasta su disolución en 1978, participando en la grabación del álbum Never Mind The Bollocks, pero tanto el “vicioso” bajista (que moriría de sobredosis el 2 de febrero de 1979) como Sex Pistols forman parte de la contracultura del siglo XX, en concreto del movimiento punk que la banda londinense representó en la segunda mitad de la década de 1970. Aunque la supuesta rebeldía de sus componentes no parece más que conformismo vestido de provocación, la que llamó la atención de parte de la juventud de su época; al menos tal y como se ve la banda en esta película protagonizada por Gary Oldman y Chloe Webb, que dan vida a la pareja de enamorados, quizá los “Bonnie and Clyde” del punk y las drogas, dos enamorados en un constante alejamiento de cualquier realidad que no sea la de estar “colgados”.
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