jueves, 18 de agosto de 2022

Tiempo de amor (1964)


A la pregunta desde qué ángulo insertaría sus películas dentro del llamado Nuevo Cine Español, Julio Diamante responde que <<Por tres caminos que intenté trabajar desde mis inicios profesionales: el realismo, el expresionismo cercano a lo esperpéntico y el humor, aunque esta última vía quedó en cierta medida clausurada después de mis agitadas relaciones con la censura en Los que no fuimos a la guerra. De hecho, a partir de este largometraje me planteé iniciar una trilogía, finalmente truncada, basada en esos vértices y compuesta por Tiempo de amor (1964), El arte de vivir (1965) y Purificación, un proyecto que la censura se encargó de echar por tierra>>.1 Finalmente, la censura privó a Julio Diamante de completar su tríptico, del cual realizó las dos primeras películas, que, vistas hoy, también son espléndidos documentos sobre las intenciones cinematográficas de este excelente cineasta y sobre la sociedad española de la década de 1960, una sociedad que, marcando la senda a seguir, afecta al individuo y sus relaciones íntimas y sociales. En el caso de Tiempo de amor (1964), Diamante aborda las amorosas en <<una historia en varias historias, para ser más coral, más plural>>.2 Realizado poco después de su encontronazo con la censura en Los que no fuimos a la guerra (1963), su segundo largometraje podrían ser tres cortometrajes que se unen mediante su eje común: el amor, que Diamante expone desde tres perspectivas diferentes, concediendo mayor protagonismo a los personajes femeninos y como les afecta ya no el sentimiento, sino la dificultad para desarrollarlo, expresarlo y vivirlo en libertad.



Las tres historias responden a tres partes del día y a tres casos concretos que podrían ser los de tantos otros individuos corrientes. La tarde, la noche y la mañana: Elvira (Julia Gutiérrez Caba), la eterna prometida, María (Enriqueta Carballeira), la joven inocente, soñadora y la presa a cobrar por don Juanes que solo quieren de ella un momento de diversión y goce, y Pilar (Lina Canalejas), la mujer casada, ama de casa y madre de familia que ve como su economía familiar apenas alcanza para mantener el mínimo bienestar cotidiano al que aspiraba al casarse. La primera aborda la imposibilidad de Elvira y Alfonso (Agustín Gonzalez), novios que guardan relación con la pareja de El pisito (Marco Ferreri, 1957), pero sin el humor negro de aquella, sí con un problema similar: el dinero, su falta, el que le permita un hogar digno. La segunda, se centra en María, cuyo viaje en metro expone el acoso masculino al que se ve sometida, por ser joven y de “buen ver”, y ya, al día siguiente, en como se encuentra condicionada por la moral dominante, que le obliga a mantener su “virtud” en una sociedad que, al tiempo que se la exige a riesgo de excluirla, pretende arrebatársela por medio de lobos con piel de cordero como Servando (Julián Mateos). Y el tercer episodio, corresponde a un matrimonio con hijos, Pilar y José (Carlos Estrada), cuyo problema vendría a ser también el dinero. No obstante, este resulta el más esperanzador de los tres, al dejar un final abierto en el que el amor en la pareja se impone, ¿por cuánto tiempo? ¿Quién podría decirlo? Lo importante es el redescubrimiento por parte de Pilar de varias cuestiones, entre ellas, que siempre existe alguien en peor situación, y en mayor necesidad, y que su marido no es médico por ambición, sino por devoción.



1.Julio Diamante a Luis Fernández Colorado, en
Los “Nuevos Cines” en España. Filmoteca Española/Instituto Valencià de Cinematografia Ricardo Muñoz Suay/Festival de Cine de Gijón/Centro Galego de Arte da Imaxe/Filmoteca de Andalucia, Valencia, 2003.


2.Julio Diamante: De la idea al film. Cátedra, Madrid, 2010.

2 comentarios:

  1. Era tan gris aquella España del 64 que titular la película "Tiempo de amor" adquiere de inmediato connotaciones sarcásticas.

    Saludos.

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