Cada trabajador contratado debe cumplir un ciclo de un año en Io (una de las lunas de Júpiter), lo cual significa permanecer, durante 365 días, en un lugar donde las condiciones de vida se reducen a trabajar y a permanecer dentro del complejo de seguridad, donde los disturbios o crímenes apenas exceden de alguna que otra trifulca durante el tiempo de ocio; no obstante, existe un cuerpo de policía bajo el mando un marshall federal que también rota cada año. O'Niel (Sean Conney) es un agente que ha deambulado por muchos puestos similares, antes de aterrizar en Io, siempre acompañado por Carol (Kika Markham), su esposa, quien le descubre, a través de un mensaje de despedida, el cansancio provocado por una vida nómada alejada de la Tierra. El marshall vuelve a visionar el video grabado por su esposa; un instante en el que ya siente la soledad que será la tónica general de los próximos días, pero no tiene tiempo para lamentos, los cuales aparca cuando requieren su presencia en un sector del recinto donde uno de los trabajadores amenaza con matar a una prostituta; este crimen, por sí sólo, podría pasar por un arrebato de locura, pero tras las dos extrañas muertes ocurridas desde su llegada, provocan que el Marshall sospeche de que no se trata de un hecho aislado. La única opción que O'Niel encuentra para confirmar sus sospechas consiste en introducirse clandestinamente en la sala donde guardan los cuerpos para evitar sus autopsias; allí, en la oscuridad, saca sangre del cadáver del fallecido, antes de obligar a la doctora Lazarus (Frances Sterhagen) a que la analice. O'Niel busca algo anómalo, algo como la droga sintética que descubren y que Lazarus afirma que ataca al sistema nervioso, provocando una locura que tarda en desarrollarse, pero que resulta inevitable para quien la consume. La primera hora de Atmósfera Cero (Outland) permite familiarizarse con el espacio reducido por el que se mueve un hombre desencantado tras el abandono de su esposa, pero también por las dudas que surgen tras escuchar las palabras de ésta, y por la corrupción que empieza a descubrir durante sus pesquisas. O'Niel investiga sin descanso, aparcando sus problemas personales, y descubre que Sheppard (Peter Boyle), responsable de la mina, también lo es del tráfico de una droga que utiliza para aumentar el rendimiento de sus trabajadores. Atmósfera Cero (Outland) reúne intriga y suspense en un ambiente claustrofóbico donde la tensión y el desencanto se descubren en el rostro de un marshall que comprende que se encuentra solo, pero que no puede abandonar aquello que ha empezado. La última media hora del film abandona la intriga policial dominante hasta ese momento, para convertirse en una lucha por sobrevivir a la amenaza de los dos asesinos profesionales contratados por Sheppard, quienes desembarcan de una nave cuya llegada se anuncia mediante un reloj digital que desgrana las horas, una clara referencia a Solo ante el peligro (High Noon). Peter Hyams, director y guionista, no cayó en una repetición de lo expuesto en el film de Fred Zinnemann, porque Atmósfera Cero (Outland) posee personalidad propia, a pesar de las evidentes similitudes en su parte final, donde el antihéroe se enfrenta a sí mismo, mientras lo hace con un enemigo que pretende eliminarle. Sin ayuda, abandonado por su esposa, por sus hombres y retenido en el interior del complejo de Io por su necesidad de demostrarse que es algo más que una marioneta, O'Niel desvela su desencanto, pero también su determinación de quedarse hasta el final, aunque eso le cueste la vida.
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