martes, 13 de julio de 2021

Barfly. El borracho (1987)


En el libro-entrevista Lo que más me gusta es rascarme los sobacos, Charles Bukowski responde a Fernanda Pivano qué es un Barfly de la siguiente manera: <<Bueno, creo que es una expresión norteamericana, es alguien que como yo en los viejos tiempos, una persona como yo, está sentada en el taburete de un bar desde el momento en que se despierta hasta el momento en que cierra el bar. Creo que Barfly, Mosca de bar, viene de ahí, que cuando se bebe cerveza y hay un montón de espuma en la barra, hay unas moscas que zumban y se posan junto a la cerveza y dan una vuelta y luego vuelan de nuevo. Y un barfly es una persona que siempre está en el bar, subsiste allí, lo necesita. Y yo durante mucho tiempo he sido un barfly, estaba allí sentado en el taburete de un bar. Entras por la mañana, te sientas y a veces tienes unos centavos para la primera cerveza y esperas a que alguien te invite. Y yo era un tipo del barrio. Era ese muchachito que mientras todos piensan en hacer dinero, en buscar trabajo, se pasa la vida sentado en el taburete de un bar. Y bebía, bebía, bebía…>>1 La pregunta guardaba relación con el guion que Bukowski estaba escribiendo para Barbet Schroeder y que resultó un film de barra de bar sobre Henry Chinaski (Mickey Rourke), el eterno alter ego literario y, en este caso, cinematográfico del autor de La senda del perdedor. No hay una intención moral por parte de Schroeder ni de Bukowski, ni pretenden un juicio sobre sus personajes, sencillamente los muestran en su entorno “natural”, en la cercanía de un barra y de una botella. La primera vez que la vi Barfly. El borracho (Barfly, 1987) era un adolescente que pensaba que nada ocurría en la pantalla, salvo ver la quietud o las peleas de borrachos que habían perdido sus ganas de salir a la luz y vivir una existencia alejada de los tugurios de mala muerte. Vista hoy, y leído a Bukowski, tengo la sensación de estar frente a instantes vitales y brutales en su honestidad. Todavía tengo grabada en la memoria la imagen del temblor de la mano del anciano que se las apaña con su bufanda (ideando con ella una polea) para poder llevar su vaso lleno de whisky a los labios. De algún modo, esa breve secuencia define una existencia marcada por años de alcohol, soledad y huída, puede que de huida de todos y de sí mismo, pero no de ese líquido que necesita tanto que despierta su lucidez.


—[…] Estoy trabajando en este guion y necesito tener la mente despejada.


—Un guion, ¿eh? ¿Sobre qué?


—Un borracho.


—Ah, usted, ¿eh?


—Bueno, hay otros.


Charles Bukowski: Hollywood.2


La experiencia de Bukowski durante el proyecto de Barfly quedaría satirizada en Hollywood, novela que dedicó a Schroeder y en la que relata su experiencia cinematográfica. Pero dejando eso a un lado, la película es un canto a la espera y la desesperación, a los perdedores y a los poetas de barra que, como Chinaski, sientan sus posaderas sobre el taburete desde el cual contemplan un mundo diferente al común de los serenos. 
Su literatura es directa, a veces, como un directo en el estómago de la moral dominante. Bukowski/Chinaski escribe sobre lo que vive y siente, acerca de sus descensos al infierno y sus subidas al paraíso, pero dónde se encuentran el uno y el otro es el fuera de orden o el desorden que rompe o escapa de lo establecido como corriente y normal. Algunos dicen que Chinaski está loco, otros piensan que es un vago y un borracho. En realidad, con sus peculiaridades, sus pros y contras, es un hombre que se resiste, un resistente de barra de bar, un poeta del extrarradio más marginal, donde aguarda y consume desde que se levanta hasta que cae redondo por el alcohol o rendido por una paliza. En definitiva, Chinaski habita entre luces y sombras, en locales de mala muerte y en los callejones donde se pelea después o antes de regresar al taburete donde decide pedir una más y ser el barfly que continúa a la espera, zumbando alrededor de un whisky o una cerveza, sin pretender cambiar para agradar al resto. Henry bebe, escribe, bebe, y desde la bebida contempla el mundo del cual escapa, como huye del sueño americano que asume una condena y una mentira, porque solo siendo un perdedor puede sentirse mínimamente libre, lejos de los barrotes dorados que le ofrece la joven editora interpretada por Alice Krige, aunque para ello se encadene a la eterna borrachera. El personaje de Barfly. El borracho (1987) es sencillamente él. Tiene su propia filosofía de vida: la de no querer formar parte del rebaño humano, al cual no odia, pero del que prefiere alejarse, aunque esa distancia o precisamente porque esa distancia le acerca a la botella que en ocasiones comparte con mujeres como Wanda (Faye Dunaway), un corazón roto que intenta dejar de sufrir dedicándose a beber como si el mañana solo fuera la promesa de un nuevo trago.


1.Bukowski, Charles; Pivano, Fernanda: Lo que más me gusta es rascarme los sobacos (traducción Joaquín Jordá). Editorial Anagrama, Barcelona, 1982.
2.Bukowski, Charles: Hollywood (traducción de Celia Ceriani). Editorial Anagrama, Barcelona, 1990

6 comentarios:

  1. Aunque no forma parte de mis películas preferidas de Schroeder, reconozco que el universo literario de Bukowski resulta sumamente atractivo. Por cierto, ¿sabías que Schroeder (director francés, de padres alemanes, nacido en Irán) habla un castellano perfecto? La razón es que se crió en Colombia y pasó muchos veranos en Ibiza.

    Aquí te dejo un enlace de cuando visitó la Filmoteca de Catalunya:
    https://repositori.filmoteca.cat/handle/11091/65613

    Saludos.

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    1. Gracias por el apunte y por el enlace, Juan. Algo sabía de la fluidez de Schroeder con el castellano por la coproducción franco-colombiana “La virgen de los sicarios”.

      Saludos.

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  2. Gracias Toño. Otro análisis lúcido y sintético.
    Pero me gustaría recomendarte que alquiles un dominio .com de Google para dar un impulso a esta soberbia página. Yo lo hice siguiendo a Miguel Martín.
    Además el fondo negro podría cambiarse. A mí me lo aconsejaron porque produce fatiga visual
    Y el tamaño de la letra más grande y mayores separaciones entre párrafos darían a tu blog "alas".
    Bueno, solo son las recomendaciones que a mí me hicieron.
    Felicidades de nuevo
    Francisco

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    1. Gracias por el comentario y gracias por las ideas, Francisco. Hace unos meses pensé en alquilar un dominio, pero no pasé de ahí. A ver si un día de estos doy el paso.

      Saludos

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  3. Qué artículo más bonito.A mi se me resiste esta peli.Y eso que tuve mi pequeña etapa Bukowski/Chinaski.Me regalaron 'Women' en inglés en UK, y luego me compré "La máquina de follar'. Lecturas con sensaciones contradictorias.Creo que tendría que probar con 'La senda del perdedor .👌

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    1. ¡Gracias, Maria! Esta película tiene un estilo muy “Bukowski”, y las interpretaciones de Mickey Rourke y Faye Dunaway están a la altura de sus mejores trabajos. Por otra parte, creo que “Hollywood”, en la que escribe la ficción de su experiencia como guionista en este film, o “La senda del perdedor” pueden ser buenas lecturas de aproximación 😉

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