martes, 22 de octubre de 2024

Arizona Baby (1987)

Si su primer largometraje, Sangre fácil (Blood Simple, 1984), llamó la atención del público y de la crítica, más lo haría el segundo, al desarrollar una comedia alegre y festiva con delincuentes de medio pelo que, desde que Woody Allen hizo de las suyas en Toma el dinero y corre (Take the Money and Run, 1969), no asomaban tan paródicos y desastrosos en la pantalla; al menos, en mí memoria. Arizona Baby (Rising Arizona, 1987) sigue esa línea de humor absurdo practicado por Allen en su primera película; pero los Coen tienen otro ritmo e intereses más gamberros que también desvelan en su cine una sociedad que asoma desquiciada en el infantilismo y la violencia que le sirve de fuga y al tiempo de condena. Allen también muestra una similar, pero en lugar de dejarlos sueltos, suele situar a sus personajes en Manhattan y los manda al psicólogo o al psiquiatra, consciente de que a lo largo de sus sesiones nada sacarán en claro. En ambos casos, se concluye que todo orden es su idea y que, en la realidad, lo irracional forma parte incondicional y se presenta sin aviso previo porque lo llevamos dentro y se exterioriza en las relaciones de pareja, de ex pareja y de familia, cuando surgen los miedos y las dudas, certezas pocas, tal vez solo la muerte, los deseos, las frustraciones... Para mostrar fuga y condena, Joel y Ethan, o este y aquel, conceden el protagonismo de su historia a una pareja que nada tiene que ver con Bonnie y Clyde ni con los fugitivos enamorados de Gun Crazy (Joseph H. Lewis, 1950), aunque las circunstancias les empujen a delinquir para crear el caos pretendido por Ethan y Joel, de quienes ignoro si emplean el eslogan “montan tanto” de Isabel y Fernando; o si van, siguiendo otro dicho, un poquito a pie y otro poquito andando. Ella (Holly Hunter) y él (Nicholas Cage) desean tener familia y una vida feliz. ¿Es mucho pedir para una mujer policía y un atracador de supermercados reincidente que se enamoran a partir de su esporádico contacto profesional? A lo largo de la trama se deja ver el humor que caracteriza la obra de los hermanos Coen, Ethan y Joel, o viceversa, pero no los que iban con Sabina, y aquellos gustos cinematográficos que reaparecen a lo largo de su ya extensa filmografía, para hacer suyos los géneros del Hollywood clásico y transitar con desenfado por la comedia, el cine negro, el western… e incluso el musical en O’Brother (2000), con la que Arizona Baby guarda una jocosa y paródica relación, aparte de contar también con la presencia de John Goodman, actor que en esta alocada comedia iniciaba su colaboración con los Coen, siendo desde entonces uno de los actores habituales de los dos hermanos…



No hay comentarios:

Publicar un comentario