El mayor atractivo de Voces de Chernóbil (1997) es precisamente la pluralidad que recoge y apunta su título. Siendo exacto, la grandeza del texto reside en que vive en la diversidad de testimonios, de monólogos, de reflexiones y pensamientos que regresan a un instante para desvelar sus consecuencias humanas. A lo largo de las páginas, Svletana Alexandrovich cede la voz a hombres y mujeres que vivieron aquel momento que nadie esperaba, aunque entrase dentro de lo probable. Se había especulado con tal posibilidad; existían protocolos de seguridad, incluso el cine había expuesto la situación de una catástrofe nuclear en películas como El síndrome de China (James Bridges, 1979), pero ¿quién podría pensar que la probabilidad o la ficción acabasen siendo realidad? <<El 26 de abril de 1986, a la 1 h 23’ 58”, una serie de explosiones destruyeron el reactor y el edificio del cuarto bloque energético de la Central Eléctrica Atómica (CEA) de Chernóbil, situada cerca de la frontera bielorrusa. La catástrofe de Chernóbil se convirtió en el desastre tecnológico más grave del siglo XX>>. Así nos sitúa la autora en la Historia, pero las pequeñas historias de aquel instante solo pueden ser contadas por sus protagonistas, los que sobrevivieron. Aquella tarde del 25 de abril sería como otra cualquiera de la primavera de los últimos años; en el que un sistema, el soviético, vivía su colapso, aunque se negase a aceptarlo. La situación de la URSS afectaba a todos los ámbitos del sistema, también a la Central situada en Priopat (Ucrania), a pocos kilómetros de la frontera bielorrusa, que también se vio afectada por la primera catástrofe nuclear civil. A lo largo de las páginas, la escritora asume el rol de oyente. Es quien escucha las palabras y las emociones que fluyen de sus entrevistados, cuyas declaraciones van completando el rostro humano y el alcance de la catástrofe a lo largo del tiempo. La escritora trasmite voces, diversidad, dolores, culpas, soledades, perdidas, el cómo afectó y afecta a las vidas de quienes sufrieron aquel momento del que nadie sabía, pues nunca había pasado algo semejante…
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