<<¡Preguntas! ¡A la rica pregunta! ¡Preguntas! ¡A la rica pregunta!…>> <<Ya estamos con la cantinela de siempre, si lo único que quiero es babear a gusto, sin que me rompan el tarro ni me inviten a pensar cuestiones que exijan movimiento a mis siete neuronas, el mismo número que suman los capitales y aquellos magníficos que campaban junto a la Nieves por el espacio hasta que entraron en un bar donde, en lugar de garrafa, les sirvieron sake de etiqueta y se quedaron sin Blanca. Por finos o por buenos…>> <<¡Preguntas! ¡A la rica pregunta! ¿Agotamiento y repetición de ideas en el cine de una década de posguerra? ¿Fin de la autarquía? ¿Ligera apertura política y no menos liviano lavado de cara, por si visita el Marshall? ¿Coproducciones y festivales internacionales? ¿Irrupción de cineastas creativos y de ironía renovadora como Fernando Fernán Gómez, Luis G. Berlanga, Juan Antonio Bardem, quizá un poco más serio, Joaquín Luis Romero Marchent o, más adelante, el divertido amigo italiano Marco Ferreri? ¿Confirmación de realizadores como Manuel Mur Oti, Ladislao Vajda, José Antonio Nieves Conde o Julio Coll? ¿Renovación literaria con las publicaciones de El jarama y Los bravos? ¿De la Salamanca del 55 a ninguna parte? ¿Necesidad de dotar de mayor realismo a las películas? ¿Desarrollo de un género cinematográfico inusual en España como sería el cine negro y policíaco? ¡Preguntas! ¡A la rica pregunta!…>> Fuesen estas y otras las causas, la voz del vendedor ahí las deja, en el recuerdo de su cháchara. A buen precio, decía el altisonante, para qué comprarlas, contesté interrogante, si con tu griterío me has empujado a responder que el cine español de la década de 1950 experimentó un salto cualitativo respecto al realizado durante el decenio anterior.
domingo, 28 de mayo de 2017
El fugitivo de Amberes (1954)
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