En Galicia corre como propia a verba a “saudade”; pero os galegos aínda adoitamos dicir “soedade” ou “soidade” para expresármo-lo mesmo sentimento. Temos, ademais, unha verba galega: “morriña”, que significa un estado especial da Saudade. Mais… ¿que diferencia hai entre a Saudade e a Morriña? Imos dicilo cun exemplo: Imaxinemos que unha vella decobre un “non sei que” na face dun meniño orfo de nai. Se a criatura ten dous meses, a vella dirá: “Este neno ten soedades de súa nai”. Se a criatura ten dous anos, a vella dirá: “Este neno ten morriña da nai”. A Morriña, pois, é a Saudade en estado de conciencia; é o desexo, posible ou imposible, de recobra-lo que se perdeu; é a devoción a algo que está na longanía do tempo ou do espacio. A morriña é o anceio doroso de retornar á patria, ó fogar, á mocedade, á cousa ou criatura longana. Sempre xorde de ausencias que nos magoan até chegar a matarnos. E Cabanillas ten razón ó dicir que “a Morriña é a Saudade físicamente dorosa”.>>
*Castelao refírese ao traballo de Plácido Castro La saudade y el arte en los pueblos célticos, publicado en 1927, no que o intelectual galleguista atopa lazos comúns entre os pobos máis occidentais de Europa, aqueles que popularmente considéranse de orixe celta, como serían o irlandés, o escocés, o galego ou o bretón. Enviado a Gran Bretaña aos seis anos, Plácido Castro cursou os seus estudos en Glasgow, onde xa de mozo se licenciou en Filoloxía Inglesa. E pouco despois percorría Reino Unido e Irlanda nun contacto directo coas súas xentes e culturas. Así coñeceu a fondo a poesía anglosaxona e irlandesa, posiblemente sendo Yeats o poeta que máis admirou.
Texto de Alfonso Rodríguez Castelao: fragmento de Saudade, en Narracións e outras prosas. Biblioteca Básica da Cultura Galega. Editorial Galaxia, Vigo, 1982
<<Dado que la Saudade es un sentimiento inexplicable, que viene de nuestros orígenes, habrá que buscarla en el cuerpo revelado de la poesía celta. Esta labor fue cumplida por Plácido R. Castro* al recorrer el moderno lirismo poético de Escocía y de Irlanda para compararlo con el nuestro. Así, quedamos convencidos de que la Saudade es un sentimiento propio de las “Fisterras”, donde se mantiene una indeclinable fidelidad a la hermosura de la esperanza, donde se persiste en la rebeldía contra el despotismo de los hechos, donde se sigue en el empeño de hacer el mundo más complejo, más maravilloso, más habitable. La Saudade tiene “Alén”, y jamás puede conducirnos a la desesperanza, porque con la ilusión del “más allá” huimos del mundo real y llegamos a los mundos ensoñados; podemos crear países de hadas, paraísos de felicidad, hasta confundir nuestra Tierra con el Cielo. En fin; los pueblos saudosos no soportan el desespero, y por eso prefieren llenar los huecos con dolor a dejarlos vacíos. Cierto es que en Irlanda se inició una reacción en contra de la escuela poética de Yeats, o sea del “crepúsculo celta”, como podía surgir en Galicia contra de las vaguedades de Rosalía o en Portugal contra de las tristezas de Nobre; pero aunque los nuevos poetas prefiriesen morar en casas de vecindad a vivir en países de ensueño, jamás lograrán huir de sí mismos y de los limos étnicos que rigen su instinto. Por eso para Plácido R. Castro la Saudade del porvenir no proviene del “instinto de la muerte” sino “sentimento instintivo de la colectividad”. Sí; la Saudade es una sed insaciable de algo que, a veces, no se sabe lo que es.
En Galicia corre como propia la palabra “saudade”; pero los gallegos todavía acostumbramos decir “soedade” o “soidade” para expresar el mismo sentimiento. Tenemos, además, una palabra gallega: “morriña”, que significa un estado especial de la Saudade. Mas… ¿que diferencia hay entre la Saudade y la Morriña? Vamos a decirlo con un ejemplo: Imaginemos que una vieja descubre un “no sé qué” en la cara de un pequeño huérfano de madre. Si la criatura tiene dos meses, la vieja dirá: “Este niño tiene soedades de su madre”. Si la criatura tiene dos años, la vieja dirá: “Este niño tiene morriña de la madre”. La Morriña, pues, es la Saudade en estado de conciencia; es el deseo, posible o imposible, de recobrar lo que se perdió; es la devoción a algo que está en la distancia del tiempo o del espacio. La morriña es el anhelo doloroso de retornar a la patria, al hogar, a la mocedad, a la cosa o criatura lejana. Siempre surge de ausencias que nos lastiman hasta llegar a matarnos. Y Cabanillas tiene razón al decir que “la Morriña es la Saudade físicamente dolorosa”.>>
*Castelao se refiere al trabajo de Plácido Castro La saudade y el arte en los pueblos célticos, publicado en 1927, en el que el intelectual galleguista encuentra lazos comunes entre los pueblos más occidentales de Europa, aquellos que popularmente se consideran de origen celta, como serían el irlandés, el escocés, el gallego o el bretón. Enviado a Gran Bretaña a los seis años, Plácido Castro cursó sus estudios en Glasgow, donde años después se licenció en Filología Inglesa. Y poco después recorría Reino Unido e Irlanda en un contacto directo con sus gentes y culturas. Esto le posibilitó conocer a fondo la poesía anglosajona e irlandesa, posiblemente siendo Yeats el poeta que más admiró.
Texto de Alfonso Rodríguez Castelao (traducción propia): fragmento de Saudade, en Narracións e outras prosas. Biblioteca Básica da Cultura Galega. Editorial Galaxia, Vigo, 1982.
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