miércoles, 8 de agosto de 2018

Raw Deal (1948)

Westerns como Winchester 73 (1950), Horizontes lejanos (Bend of the River, 1952), Colorado Jim (The Naked Spur, 1953) o Tierras lejanas (The Far Country, 1954) se encuentran entre lo mejor del género y, ¿por qué no decirlo?, también del cine realizado en Hollywood durante la primera mitad de la década de 1950 y, salvo excepciones como el bélico La colina de los diablos de acero (Men in War, 1957), también fueron los títulos que la crítica francesa reivindicaría años después. Sin embargo, antes de dar el salto a las producciones de mayor presupuesto con el western trágico Las Furias (The Furies, 1950), Anthony Mann ya había realizado varios largometrajes de serie B en los que desarrolló sus múltiples recursos y el gusto por personajes enfrentados a sí mismos, al espacio por donde deambulan y al pasado que pretenden dejar atrás. Este triple enfrentamiento se descubre a lo largo de Raw Deal (1948), en el que Mann empleó las localizaciones urbanas y las naturales por donde se desarrolla la película para agudizar la fatalidad en la que se adentra su trío protagonista. En los primeros instantes del film, la voz de Pat (Claire Trevor) hace audibles sus pensamientos para exponer su amor incondicional hacia Joe Sullivan (Dennis O'Keefe). Esa misma voz interior nos irá desvelando miedos, dudas y celos, pero, durante los minutos iniciales, solo nos descubre que su único deseo es estar con Joe. A Pat nada le importa en ese momento salvo ayudar al reo a fugarse del correccional donde lo observamos por primera vez frente a Ann Martin (Marsha Hunt), la joven trabajadora social que, también enamorada, intenta conseguirle la libertad por medios legales. En ese instante se comprende que Joe no puede ni quiere continuar encerrado o esperar tres años entre rejas, desea respirar el aire fresco que idealiza en Ann y recuperar su libertad. Esas son sus prioridades, a las que une los cincuenta mil dólares que Rick Coyle (Raymond Burr) le debe de su último trabajo en común, el mismo trabajo que lo condujo al presidio de donde se fuga gracias a la ayuda de Pat, a quien siempre ha ninguneado, quizá porque no encuentra en ella el ideal de mujer que persigue. Ambos huyen en un vehículo que abandonan en la nocturnidad, como consecuencia de los disparos, y buscan refugio en la casa de Ann. Esta suplica a Joe que se entregue, aunque, ante la negativa del delincuente, la joven (representación de la inocencia perdida de los fugitivos) telefonea a la policía y une su destino al de sus captores. Raw Deal, cuya traducción literal es trato injusto, expone con acierto la huida contra el reloj por el asfalto y por espacios abiertos y cerrados, una huida de seiscientos kilómetros hacia la atracción y el rechazo, hacia los sentimientos enfrentados y hacia la nueva vida que Joe y Pat anhelan encontrar tras un viaje marcado por la tensión, las sombras y violencia, la cual fluye en todos los personajes de interés: Rick, sádico en grado sumo, no duda en arrojar licor ardiendo al rostro de su novia -en una escena que antecede a la espléndida y brutal de Los sobornados (The Big HeatFritz Lang, 1953)-, Pat mantiene una violenta lucha interna que nace de los celos y de la indiferencia que recibe de Joe, e incluso Ann asume la violencia como último recurso y dispara sobre Fantail (John Ireland) para salvar la vida del hombre que ama y por quien a cruzado su límite moral.

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