Cuando Robert Traven (Jack Lemmon) llega a Nápoles se le observa desilusionado, parece lastrar un cansancio provocado por una vida que le ha robado la ilusión, sin embargo, Macarroni (Maccheroni) no es un film de desesperanza, sino una reflexión sobre la amistad y la posibilidad de que Robert recupere parte de esa ilusión perdida, gracias a la repentina aparición de un desconocido que dice ser su viejo amigo Antonio Jasiello (Marcello Mastroianni), sin embargo, Robert no recuerda a ningún Antonio Jasiello. La primera reacción del directivo estadounidense muestra la desconfianza que le produce la presencia del extraño; no obstante, Antonio siente verdadera estima por ese amigo a quien no ve desde hace cuarenta años. Antonio intenta hacerle recordar, y le muestra una fotografía tomada cuando Robert estuvo destinado en Nápoles, en la cual aparece al lado de una joven a quien recuerda vagamente y que resulta ser la hermana de ese individuo que se ha colado en su habitación del hotel. Para Robert se trata de una parte de su vida borrada tiempo atrás, una época de juventud durante la cual habría mantenido un idilio que se rompió con su regreso a Estados Unidos; sin embargo, Antonio y María nunca han borrado de sus recuerdos a aquel joven soldado americano. El film de Ettore Scola no pretende recuperar un amor perdido, tampoco indaga en los sucesos ocurridos durante las cuatro décadas que separan las dos estancias de Robert en Nápoles, aunque gracias a su actitud y a algunos de sus comentarios se puede conocer parte de su pasado y de su fracaso personal. Tras echar a Antonio de la habitación, Robert observa la fotografía que aquel se ha dejado olvidada tras la discusión y se produce un cambio de actitud, ¿nostalgía? ¿deseo de recuperar un pasado mejor que su presente? Robert siente la necesidad de pedir disculpas a Jasiello, iniciándose de ese modo una entrañable relación de amistad que le permite un presente distinto al esperado cuando llegó a Nápoles por asuntos de negocios. Las palabras, el comportamiento y las cartas que Antonio escribió a su hermana, remitiéndolas con el nombre de Robert Traven, ofrecen al americano una nueva perspectiva y la oportunidad de recuperar parte de su ilusión olvidada. El Robert inventado por Antonio es totalmente opuesto al real, un hombre que viaja por los confines del mundo, viviendo aventuras y ayudando a quien lo precise, una especie de héroe de fantasía que choca con verdadero Robert, un tipo gris que al leer sus supuestas cartas siente no haber sido ese otro "yo". La sinceridad que mana de Macarroni (Maccheroni) alcanza un grado máximo gracias a las magistrales interpretaciones de Marcello Mastroianni y Jack Lemmon, todo un lujo poder observar sendas actuaciones, capaces de transmitir, sin aparente esfuerzo, las sensaciones y emociones que viven en el interior de sus personajes. La relación entre Robert y Antonio fluye desde el rechazo inicial hasta alcanzar la admiración que Robert siente por un napolitano que siempre le ha estimado (como demuestra que todos los vecinos sepan quien es el extranjero cuando éste se presenta en casa de su amigo o allí donde vaya), y que le permite completar su transformación, al tiempo que comprende el verdadero valor de una amistad que nunca volverá a olvidar.
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