lunes, 15 de octubre de 2018

La última etapa (1947)


Si
Aleksander Ford fue considerado el "padre" del nuevo cine polaco, ¿por qué no considerar a Wanda Jakubowska su "madre”? Jakubowska inició su carrera en 1932 y, desde 1949 hasta 1974, fue profesora en la Escuela Nacional de Cine de Lodz, de donde saldrían los Andrzej Wajda, Andrzej Munk, Roman Polanski o Jerzy Skolimowski, entre otras figuras claves en la modernización del cine polaco. Pero antes de su docencia en la prestigiosa escuela, su militancia en el partido obrero y su participación activa en la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial provocaron su confinamiento en Auschwitz, donde fue testigo de la sinrazón que expuso en su película más famosa. Aunque posible, ignoro si La última etapa (Ostatni etap, 1947) fue el primer largometraje de ficción en dar testimonio de los horrores vividos en campos de exterminio como Auschwitz (donde se rodó parte del film), pero seguro que fue de las primeras películas en exponer la barbarie allí vivida y en desarrollar aspectos que desde entonces han reaparecido en posteriores producciones ambientadas en los campos de la muerte nazi: castigos, trenes en la noche, confiscación de bienes, pérdida de identidad, condiciones infrahumanas, la crueldad de las kapos, cadáveres sobre el fango, la resistencia, la presencia en off de las cámaras de gas, el humo de las chimeneas de los crematorios o la orquesta cuya música no silencia el dolor ni oculta la muerte que se aproxima. Sin ir más lejos, en la popular La lista de Schindler (Schindler's List; Steven Spielberg, 1993) el oficial a quien dio vida Ralph Fiennes emula en la distancia al soldado que abate a una joven por el placer que le reporta apretar el gatillo de su fúsil. O sin abandonar el cine polaco, encontramos en La pasajera (Pasazerka; Andrzej Munk, 1961) un ilustre e inconcluso ejemplo que concede el protagonismo a la supervisora alemana de La última etapa. Pero la película de Munk encuentra su razón de ser en los recuerdos y las mentiras del personaje interpretado en ambos títulos por Aleksandra Slaska, desde quien descubrimos el terror y la miseria que Jakubowska detalló con extrema minuciosidad, cual crónica que detalla su experiencia en Auschwitz. Como consecuencia, el realismo del film no es un capricho ni un ejercicio de estilo de influencia neorrealista, es fruto de la necesidad de quien desea dar testimonio de la barbarie estudiada, aprobada y ordenada por el gobierno nazi.


El prestigioso cineasta Jerzy Kawalerowicz, por aquel entonces ayudante de dirección de Jakubowska, recordaba que <<la película se hizo de una manera muy realista, casi en las mismas condiciones que un documental. Participaron en ella varias mujeres que habían estado prisioneras en Auschwitz, por lo que se respiraba un ambiente genuino de un campo de concentración. La propia Jakubowska había estado prisionera en Auschwitz, y lo conocía bien>>*. Dicho conocimiento dio forma a las imágenes de esta cruda película que al tiempo es un recordatorio, un testimonio y un homenaje a las víctimas, mujeres que sufrieron las precarias condiciones, los maltratos y la muerte, mujeres como Marta (Barbara Drapinska), Eugenia (Tatjiana Gorecka) o Anna (Antonina Gordon-Gorecka), mujeres de distinta nacionalidad, credo o etnia que han sido arrestadas en las calles, en sus casas o en cualquier otro lugar. Esa fue la primera etapa del viaje, de ahí que el film se abra con una breve secuencia de redada callejera, y la ultima se encuentra en el campo de concentración donde Marta descubre el infierno que nunca habría imaginado posible, y sin embargo es real.



* VV. AA., Jerzy Kawalerowicz. Un cineasta entre el poder y la gloria. Festival de Cine de Huesca, Zaragoza, 2003

7 comentarios:

  1. Estimado editor:

    Usted dice: "la presencia en off de las cámaras de gas".

    Pregunta: ¿Qué quiere decir "presencia en off"? Muchas gracias.

    Saludos cordiales,
    Ovservador

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Observador

      Quizá me precipité al redactar y más correcto habría sido escribir "presencia fuera de campo" o "que no salen en el encuadre". Pero con "presencia en off" quise decir que no se muestran de forma física, aunque determinados momentos de la película nos generan la imagen mental de las cámaras: la maqueta del recinto, los oficiales alemanes hablando de destruir Auschwitz (para eliminar las pruebas), la selección de prisioneras en el exterior de los barracones o los camiones que las transportan al lugar donde serían asesinadas. Posiblemente, y esto es una conjetura que puede ser o no acertada, no se muestren en pantalla porque la realizadora nunca llegó a estar en ellas, pero sí conocía su existencia y esa sería la idea, la de sugerir su presencia a través de los distintos hechos que la película nos muestra.

      Un saludo

      Eliminar
    2. Muchas gracias por la aclaración.

      Eliminar
  2. Estimado Antonio:

    ¿Conoce alguna película sobre el Holocausto hecha en la década del 40', 50' o 60' que muestre las cámaras de gas? Muchas gracias.

    Saludos cordiales,
    Observador

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Observador

      Espero que la respuesta sea de tu agrado.

      Durante la primavera de 1945, George Stevens filmó para el ejército estadounidense la liberación de distintos campos de concentración. Poco después se hizo un montaje con una mínima parte del material filmado y se difundió con el título "Campos de concentración nazi". Y en esta se muestra el interior de una de las duchas.
      En la década de 1950, "Noche y niebla", imprescindible cortometraje de treinta minutos realizado en 1955 por Alain Resnais, muestra otra cámara de gas y se detiene en su techo para mostrar las rascaduras hechas por los prisioneros.
      Y de los años sesenta, si mal no recuerdo, en "La pasajera" (1961), una película inacabada de Andrzej Munk, que falleció durante el rodaje, un soldado vacía un bote de gas por una entrada de aire que conduce a la cámara.

      Saludos

      Eliminar
  3. Muchas gracias por la información. ¡Saludos!

    ResponderEliminar