El dicho "segundas partes nunca fueron buenas" no pasa de ser un tópico que no se confirma en secuelas que se desarrollan desde una perspectiva que adquiere personalidad propia o una autonomía que las diferencia de sus antecesoras. Para corroborar estas palabras baste citar El testamento del doctor Mabuse, segundo acercamiento de Fritz Lang a su famoso mad doctor, Aparajito (El invencible) (Satyajit Ray, 1957), en la que se narra la evolución de Apu, Sanjuro, la segunda aventura de El mercenario de Akira Kurosawa, o El padrino parte II (Francis Ford Coppola, 1974); aunque la lista podría prolongarse hasta Dos semanas en otra ciudad (Vincente Minnelli, 1962), El imperio contraataca (Irwin Kershner, 1980), superior a la primera entrega de la saga galáctica más rentable de la gran pantalla, o El caballero oscuro, llevada a cabo por Christopher Nolan después de su acertada irrupción en el universo del hombre murciélago con Batman Begins. En un caso similar a estas y otras muchas producciones se encuentra Quatermass 2, secuela de El experimento del doctor Quatermass, que también fue dirigida por Val Guest, un realizador todoterreno que nunca llegó a estar en nómina de la Hammer, pero que rodó para la productora británica catorce películas entre las que se cuentan El abominable hombre de las nieves, The Camp on Blood Island, Ayer enemigos, La muerte llega de noche o sus dos aportaciones a la serie Quatermass. Para dar vida al irascible y eficiente profesor, Guest contó de nuevo con la participación de Brian Donlevy, quien por lo visto no era el actor que hubiese elegido Nigel Kneale, creador del personaje televisivo que dio origen al film y guionista del mismo, y de ¿Qué sucedió entonces? (Roy Ward Baker, 1967), la tercera entrega de la saga, en la que Donlevy fue relevado por Andrew Keir. Quatermass II varia con respecto al estilo narrativo mostrado por su predecesora, así como en los intereses de una trama que vuelve a enfrentar al científico con la amenaza alienígena, aunque, en esta ocasión, esta no se esconde en el interior de una nave espacial ni en el cuerpo del único superviviente de los tres astronautas que en ella viajaban, sino en la misteriosa fábrica de alimentos sintéticos que el científico descubre en compañía de su ayudante (Bryan Forbes), y que resulta ser una réplica exacta del proyecto lunar que habían estado desarrollando para el gobierno antes de que se cancelase la subvención. Si en El experimento del doctor Quatermass se descubren ciertas influencias de El doctor Frankenstein (James Whale, 1931) y La mujer pantera (Jacques Tourneur, 1942), Quatermass 2 se muestra cercana a La invasión de los ladrones de cuerpos (Donald Siegel, 1955) al descubrir a humanos sin emociones, poseídos por alienígenas que se infiltran en instituciones gubernamentales, en la policía, donde el inspector Lomax (John Longden) descubre que su superior es uno de ellos, o dentro de las instalaciones de la factoría que resulta ser una especie de laboratorio, donde hombres y mujeres pierden su condición humana al ser incubados por los organismos extraterrestres que se valen de ellos para sobrevivir en una atmósfera adversa que intentan adaptar a sus necesidades y a sus fines conquistadores.
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