jueves, 4 de abril de 2019

Sans Soleil (1982)


<<Hacer una película lleva siempre consigo contar una historia. Algunas películas cuentan una historia y te impresionan. Algunas películas cuentan una historia, te impresionan y te transmite una idea. Y otras películas cuentan una historia, te impresionan, te transmiten una idea y te descubren algo sobre ti mismo y los demás. Y desde luego el modo de contar la historia debería relacionarse de alguna manera con la propia historia>>*. Sabias palabras las de Sidney Lumet, pero olvidan aquellas películas que prescinden de la historia para ir directas a la idea que pretenden transmitir. Son películas inclasificables, que exigen mayor esfuerzo y reflexión a quienes las visionan, por ello no suelen encontrar hueco entre el gusto mayoritario; son films como los de Chris Marker, ideas hechas imágenes que hablan de la memoria, de la historia, de sí mismo y de los demás. En su documental Las playas de Agnès (Les plages d'Agnès, 2008), la cineasta Agnès Varda dibuja la presencia de Chris Marker en un gato, por ser el animal preferido de su amigo, que la acompaña en varios momentos del film. Ambos fueron atípicos creadores de imágenes que, junto a Alain Resnais, priorizaron en muchas de sus obras el tiempo y la memoria, testigos del ayer y del hoy, poseedores de miradas y pensamientos comprometidos desde los cuales nos hablaron y hablan de conflictos humanos, sociales y políticos. Sin embargo no se trataba de cineastas politizados, aunque se posicionaran políticamente, eran, como ya he dicho, creadores audiovisuales, personales y humanistas, que usaron el medio de expresión cinematográfico justamente para eso, para expresarse, algo que no todos los realizadores logran o quieren hacer. Pero, debido a su manera de emplear el medio, no siempre alcanzaron comprensión y reconocimiento mayoritario, sobre todo en el caso de Marker, excepcional e imprescindible documentalista y artista multimedia cuya obra encierra experimentación, poética y reflexión filosófica. En realidad, su obra es un continuo ensayo que fue complementando, completando y reinventando a cada paso, un ensayo sobre el ser humano, sobre su hoy, su ayer, su mañana. En Sans Soleil (1982), quizá junto a La jetée (1962), su film más prestigioso, apenas disfraza su pensamiento antropológico en la crónica de viajes, diferente y subjetiva, donde encontramos a un cineasta-ensayista que enfrenta la memoria total, la memoria ficticia y la memoria individual, aquella que interpreta la historia, para invitarnos a cuestionar las imágenes que el tiempo instala en el colectivo como verdades incuestionables, sin discusión posible entre individuo pensante e historia aceptada como única válida, una historia que se reescribe al igual que nuestra memoria lo hace y crea nuestra propia historia. << Y así es como avanza la historia, tapando la memoria, como se tapan las orejas>>, lee la lectora de las cartas del reportero que recorre el mundo. Desde esa voz femenina, que nunca deja de acompañar a las imágenes que nos muestran Tokio, y en menor medida otros puntos del globo como Islandia, San Francisco o Bissau, el cámara nos habla de su recorrido por la memoria y las imágenes, algunas ajenas a Marker, aquellas que recoge del pasado e inserta como parte de su discurso. Así observamos la ciudad californiana, desde fotogramas de Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958), film admirado por el realizador y que el camarógrafo asume como el vértigo del tiempo. Y el tiempo se convierte en fundamental en lo que nos pretende contar, el tiempo que se borra por otro tiempo que se impone, que olvida al primero y sienta la interpretación del hoy que se repite del ayer y será repetido en el mañana. Quizá por ello el cine de Chris Marker sea atemporal o quizá la mezcla de todos los espacios temporales existentes e inexistentes, posibles e imposibles, ya que se trata de un cine complejo y de complejidades, y por ello minoritario, de poesía y de reflexiones que en Sans Soleil se liberan de cualquier atadura narrativa para acercarnos a su viaje hacia el interior del ser humano, a su memoria y a la pérdida de la misma, pero también para anunciarnos un nuevo periodo en el cineasta, en el cine-ensayo y en la experimentación cinematográfica.

*Sidney Lumet. Así se hacen las películas (novena edición). De la traducción de José María Aresté. Ediciones Rialp S. A. Madrid, 2017

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