Addie Rose (voz de Celeste Holm en v.o.) sabe que sus amigas siempre han hablado de ella, como también sabe, cuando las presenta empleando el único rasgo físico que se conocerá de ella, que lo harán mucho más tras recibir la carta que les ha enviado, en la cual les comunica que uno de sus esposos se ha marchado con ella. Esta narradora omnisciente, a quien se oye y quien escucha, nunca se deja ver, a pesar de ser parte de las tres historias que recordarán Deborah Bishop (Jeanne Crain), Rita Phipps (Ann Sothern) y Lora Mae Hollingsway (Rita Darnell), tres historias en las que se descubren las relaciones de pareja y las diferencias existentes en los tres matrimonios. Carta a tres esposas (A Letter to Three Wives, 1949) sirvió a Joseph L.Mankiewicz para realizar un excepcional drama que juega con el tiempo y con las mujeres que lo protagonizan, porque ninguna de ellas sabe si se trata de su marido (o el de otra), una circunstancia que les marca y les conduce a un estado de preocupación que no les abandona en toda la jornada de salida campestre, durante la cual no pueden responder a la duda que se ha adueñado de ellas. En realidad el personaje de Addie Rose no sería más que una excusa para mostrar ese estado que se ha creado en torno a su figura, el mismo que impulsa a las tres mujeres a recordar y a analizar tanto sus comportamientos como los de sus maridos. Addie, que nunca asoma en pantalla, anuncia al principio que los personajes son irreales, porque podrían coincidir con cualquier persona en una situación similar a la que se plantea, como tampoco sería real la ciudad donde se desarrollan los hechos, porque en cualquiera se podrían encontrar historias semejantes. Con esta premisa se inicia la presentación de los miembros de las tres parejas, en las que se descubren miedos, rechazos, enfrentamientos, mentiras por omisión o falta de comunicación. El primer flash-back comienza en la mente de Deborah, quien se encuentra perdidamente enamorada de Brad (Jeffrey Lynn), su marido; su recuerdo se remonta al día en el que conoció a los demás miembros de la historia, un día en el que se encontraba poco segura de sí misma (característica que persiste en el presente), en el que escuchó por primera vez el nombre de Addie Rose, un nombre que pareció entusiasmar a los tres maridos. El segundo viaje al pasado lo proporciona Rita, una mujer que ha triunfado escribiendo guiones para programas radiofónicos de dudosa calidad, ocupación que parece prevalecer sobre su relación con George (Kirk Douglas), quien se muestra como el miembro más coherente de la pareja, e incluso se podría decir que del grupo. George parece un hombre inteligente y culto, pero con escaso poder adquisitivo dada su ocupación laboral, sin embargo, el dinero no le importa, pues su pensamiento se rige por valores que no pueden resistir el snobismo que mostraron los productores radiofónicos que habían invitado a cenar, en compañía de Lora Mae y de su marido Porter (Paul Douglas), quienes escucharon de primera mano las verdades que se escaparon de la boca de su amigo. La tercera historia sería la del matrimonio Holligsway, recordada por Lora Mae, donde se muestra los primeros instantes de una relación entre un rico empresario y su secretaria. Esta historia desvela la sensación de Porter de haber sido atrapado por la mujer que en la actualidad se ha convertido en su esposa; un hecho que ha producido un constante enfrentamiento en la pareja, convirtiendo a Porter en el candidato mejor posicionado para haberse fugado con Addie Rose, pues siempre parece enfadado y disgustado con su situación sentimental. El juego planteado por Joseph L.Mankiewicz resulta doloroso para las tres esposas, puesto que la incertidumbre y el miedo se apodera de ellas, creando una sensación de temor y ansiedad que no las abandona a lo largo de una jornada que les permitirá descubrir sus equivocaciones y la posibilidad de corregir los errores que podrían acabar con sus matrimonios; pues la situación que vive una de ellas podría repetirse para las otras dos.
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