martes, 5 de febrero de 2013

Valhalla rising (2009)


La fuerza bruta es su única posibilidad para sobrevivir en un entorno hostil que le exige ser  letal, pues solo la violencia, la ausencia de emociones y la fortaleza le permiten seguir viviendo. Esclavo al servicio de quienes lo tienen enjaulado y le obligan a luchar en combates a muerte de los que siempre sale victorioso, "Un ojo" (Mads Mikkelsen) muestra su rostro marcado por las cicatrices que atestiguan sus luchas, pero son sus silencios los que desvelan su personalidad atormentada y su capacidad observadora. Consciente de cuanto sucede a su alrededor, en un mundo humano donde solo parece existir la naturaleza salvaje que este lleva consigo, y que resalta en las luchas y las muertes que se suceden mientras aguarda a que llegue el momento de acabar con sus captores e iniciar su búsqueda existencial como hombre libre. Tras saciar su sed de venganza, exterminando a quienes lo tenían sometido, “Un ojo” emprende su deambular por las tierras de los hombres del norte, donde se encuentra con un grupo de vikingos cristianos que se dirigen a combatir en Tierra Santa. El luchador no tiene nada en común con aquellos con quienes se aventura en una travesía que se convierte, a medida que navegan a la deriva, en una pesadilla opresiva por aguas dominadas por una espesa capa de niebla, que provoca la sensación de transitar un espacio fantasmal que augura su entrada en el averno. Agua, niebla, mar, bosques, piedras, cobran protagonismo a lo largo del descenso al infierno del reducido contingente que alcanza lo desconocido, cuando arriba en un paraje extraño, dominado por la naturaleza y por la amenaza que se esconde en el interior de cada uno de los viajeros, en sus miedos y en sus dudas, que se funden con aquellas que brotan del inhóspito paisaje donde se saben perdidos. En Valhalla Rising (2009), Nicolas Winding Refn opta por un ritmo pausado, en ocasiones molesto para los gustos dominantes, a la hora de desarrollar esta compleja y atípica aventura visual ambientada en el siglo X, durante un periodo dominado por la locura y la muerte de la que el luchador forma parte, como también forma parte de la reflexión existencial que desprenden las imágenes de una propuesta de aventura vikinga diferente, que conecta a "Un Ojo" con el conductor protagonista de Drive (2011), con quien el guerrero comparte soledad y silencio para expresar emociones contenidas, aunque evidentes, mientras se convierte en testigo de los conflictos internos y externos que marcan el comportamiento de quienes lo acompañan hasta esa tierra donde el peligro surge de ellos mismos y del medio desconocido que les hace mella, porque, como se lee al inicio del film, al principio solo estaban el hombre y la naturaleza, no la que contemplan sino aquella violenta que nace de su comprensión y de su condición humana...
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario