viernes, 9 de septiembre de 2011

Cabalgar en solitario (1959)


El actor Randolph Scott y su socio, el productor Harry Joe Brown, se unieron a Budd Boetticher, uno de los grandes y olvidados directores de western, para realizar una serie de siete películas de bajo presupuesto, pero de enorme calidad; films en el que el protagonista solía ser un tipo solitario, desencantado o pesimista y con un pensamiento fijo que se mantiene en su mente y que rige su comportamiento. Este sería el caso de Ben Brigade (Randolph Scott), para quien no existe nada más que llevar a Billy John (James Best) a Santacruz para que sea juzgado y colgado. Este tipo solitario, curtido en mil batallas, se presenta con su prisionero en uno de los puestos de la diligencia; el lugar parece desierto, pero no tarda en descubrir que alguien le apunta con un rifle. Cabalgar en solitario (Ride Lonesome, 1959) es una magnífica oportunidad para redescubrir el enorme talento de un director que sabía a la perfección que se traía entre manos, en cuyas películas se pueden observar algunas de las características que años más tarde se encontrarían en el western crepuscular y en los westerns de Sam Peckinpah. La historia, escrita por Burt Kennedy, guionista habitual de esa asociación Boetticher-Brown-Scott y posterior director, presenta a Brigade, un cazarrecompensas con una idea fija, a simple vista semeja que esa obsesión sólo tiene que ver con el traslado del joven asesino a Santacruz; sin embargo, tras abandonar la posta en compañía de Boone (Pervell Roberts), Whit (James Coburn) y la señora Lane (Karen Steele), se podría decir que no es esa la idea que domina sus pensamientos y sus decisiones. Habrá tiempo para conocerlo mejor, no mucho la verdad, pues se trata de un film de apenas una hora y diez minutos, pero esta corta duración no resta ni un ápice de interés, ni provoca que la película se resienta, porque es un film que no necesita adornos, sus diálogos son precisos y bien elaborados. Las palabras que salen de las bocas de sus personajes no son palabras vanas, si no que tienen una razón de ser; sirven para presentar el anhelo de Boone y de Whit, quienes sueñan con la amnistía que les concederían si entregasen a Billy, pero saben que Brigate no se lo permitirá, y aún así, conscientes de que deberán enfrentarse al cazador de forajidos han decidido acompañarle hasta las últimas consecuencias, porque es la única opción para ellos, para un nuevo futuro. La relación entre Boone y Brigade se expone de un modo excepcional, ambos se conocen de antes; el cuándo no importa, lo que sí importa es que ese conocimiento se esboza a lo largo del trayecto que les conduce hasta Santacruz, un destino que parece inalcanzable cuando piensan en los peligros que les acechan a sus espaldas: la persecución del grupo de indios que ha atacado la posta y, sobre todo, Frank John (Lee Van Cleef), el hermano mayor de Billy, quien les pisa los talones y no parará hasta darles caza. Sin embargo, el peligro más inmediato viaja en ellos mismos, en sus relaciones, en las tentativas de Billy por corromper a Whit o a la señora Lane, una mujer que no comprende por qué, tanto Brigade como Boone, hacen lo que hacen. Estos dos hombres son conscientes de que al final tendrán que enfrentarse, no porque lo deseen sino porque sus intereses se encuentran enfrentados; mas el comportamiento de Brigade podría significar una nueva posibilidad. Avanza lentamente, siempre al descubierto, parece no tener ni prisa ni miedo, ¿por qué actúa de ese modo si les están persiguiendo?. Boone empieza a comprender o a sospechar el verdadero motor de los actos del cazarrecompensas, un pasado que Brigade confesará a la joven viuda. Cabalgar en solitario es una producción de presupuesto modesto que puede incluirse dentro de la serie B, una etiqueta que en ocasiones resultaba sinónimo de creatividad e ingenio, porque no arriesgar grandes cantidades de dinero, permitía a sus creadores una mayor libertad a la hora de enfocar una puesta en escena como ésta, que nada tiene que envidiar a los western de alto presupuesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario