<<Yo era eso que los sociólogos llaman un “pequeñoburgués liberal”, ciudadano de una república democrática y parlamentaria. Trabajador intelectual al servicio de la industria regida por una burguesía capitalista heredera inmediata de la aristocracia terrateniente, que en mi país había monopolizado tradicionalmente los medios de producción y de cambio —como dicen los marxistas—, ganaba mi pan y mi libertad con una relativa holgura confeccionando periódicos y escribiendo artículos, reportajes, biografías, cuentos y novelas, con los que me hacía la ilusión de avivar el espíritu de mis compatriotas y suscitar en ellos el interés por los grandes temas de nuestro tiempo.>> (1) Las faenas de Belmonte, la Unión Soviética, la Alemania nazi, el marruecos español de 1934, la revolución de Asturias de ese mismo año, la cuestión catalana, el golpe de estado de julio de 1936, la guerra y la revolución que deparó, el exilio, la caída de Francia en la Segunda Guerra Mundial, Chaves Nogales estuvo allí. Fue testigo y escribió sobre lo que vio, de ahí que el título escogido por Luis Felipe Torrente y Daniel Suberviola para su cortometraje, Manuel Chaves Nogales: El hombre que estaba allí (2013), sea lógico, pues, aparte de inspirarse en el del libro El maestro Juan Martínez que estaba allí, no falta a la verdad: allí estuvo.
El periodista sevillano, redactor del Heraldo de Madrid, director del diario Ahora y uno de los más prestigiosos de su profesión, se exilió en 1936, probablemente hacia noviembre, tras la batalla de Madrid sobre la que escribió una espléndida crónica que fue publicada por primera vez en México, en 1938, una batalla pormenorizada por Vicente Rojo en Así fue la defensa de Madrid y, décadas después, por Jorge Martínez Reverte en su libro La batalla de Madrid. Salió de España descontento con la situación, con aquello que se estaba produciendo a su alrededor. También escribió sobre ello. Relató lo que presenció y aquello de lo que tuvo constancia en una serie de narraciones cortas que, unidas, ofrecen una amplia perspectiva del panorama de los primeros meses de guerra. Estos relatos se publicaron de forma conjunta en A sangre y fuego, aunque, dependiendo de la edición, el número de narraciones puede variar —nueve u once—; en todo caso, resulta un espléndido, imparcial, en la medida que pueda serlo un ser humano ante los hechos que vive y describe, y crudo retrato de aquella España en lucha. Como cronista, ya he dicho que relató la defensa de Madrid, ahora apunto que ensalzando al general Miaja, a quien el gobierno de Francisco Largo Caballero dejó al frente de la capital, con una carta cerrada que no debía abrir hasta las seis de la mañana y abandonado a su suerte, la cual le sonrió contra todo pronóstico. Viajó por toda Europa, quiso ser el primer periodista en hacerlo en avión, habló de “Lo que ha quedado del Imperio de los zares”; tras su viaje a Alemania en mayor de 1933, apuntó lo que se escondía “Bajo el signo de la esvástica”; cubrió la revolución obrera de Asturias, en 1934, año en el que acompañó la expedición del ejército a Ifni, por entonces, parte del protectorado español en Marruecos. De talante republicano, Chaves Nogales no se casaba con nadie, como apuntó el escritor Antonio Muñoz Molina: <<Manuel Chaves Nogales, patriota de corazón de la República española, no se casaba con nadie. En su integridad intelectual, en su independencia política, en su toma radical de partido por los seres humanos de carne y hueso frente a las abstracciones genocidas de las ideologías de su tiempo, el comunismo y el fascismo, a la altura de Chaves Nogales solo está George Orwell.>> (2)
El sevillano escribía lo que consideraba la verdad, fin que debe perseguir cualquier periodista que se precie, aunque, quizá, muy pocos lo hagan. Chaves, sí la buscaba; y la consecuencia de dicha búsqueda no es otra que el rechazo de muchos contemporáneos suyos y que sus textos desprendan sinceridad. Su narrativa, vibrante, por momentos brillante, siempre busca comunicar; es, ante todo, periodista, pero también un escritor de talento. Su obra había caído en el olvido, pero, a raíz del éxito del libro de Andrés Trapiello —que asoma en la pantalla, como también lo hacen Muñoz Molina, Jorge Martínez Reverte y María Isabel Cintas, biografa del autor andaluz—, Las letras y las armas, la figura de Chaves Nogales se ha visto reivindicada, como le corresponde. <<Cuando se publicó la primera edición de este libro, ni siquiera figuraba en los diccionarios de Literatura, quizá porque lo tenían por periodista. Lo fue, sin duda, pero el nervio de su escritura y un talento ilimitado tendrían que haberle llevado ya por lo menos al gallinero del Parnaso, como el excelente escritor que fue.>> (3) De hecho, el magistral A sangre y fuego se convirtió en uno de los libros más vendidos, quizá también de los más leídos, sobre la guerra civil. Y este cortometraje documental no hace más que corroborar esa recuperación, la cual, por otra parte, sigue la tendencia actual de sacar del ostracismo a figuras como Chaves Nogales, Clara Campoamor, Melchor Rodríguez, Federica Montseny y otros contemporáneos más o menos olvidados durante décadas…
(1) Manuel Chaves Nogales: A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España. Libros del Asteroide, Barcelona, 2013.
(2) Antonio Muñoz Molina, del prólogo de La defensa de Madrid. Ediciones Renacimiento/Espuela de Plata, Sevilla, 2011.
(3) Andrés Trapiello: Las letras y las armas. Literatura y guerra civil (1936-1939). Ediciones Destino, Barcelona, 2011.
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