domingo, 9 de octubre de 2011

Aliens, el regreso (1986)

La espeluznante criatura reaparece en sus sueños; desde su rescate no ha podido vivir ni un sólo día sin recordar aquel terrorífico instante en el que el octavo pasajero salió del vientre de uno de los miembros de su tripulación; ahora, todos salvo ella están muertos, igual que las personas que conocía. Han transcurrido cincuenta y siete años desde aquel terrible suceso, más de medio siglo hibernada y vagando por el espacio hasta que la nave fue encontrada por una patrulla de rescate. El mundo en el que ha despertado ha evolucionado, salvo la compañía para la que trabajaba, cuyo consejo administrativo desoye sus palabras de advertencia sobre los hechos que costaron la vida de su tripulación. Ripley (Sigourney Weaver) no comprende una reacción que tilda de insensata, porque si uno de esos bichos llegase a La Tierra sería el fin de la raza humana. Condenada al ostracismo, sólo le queda vivir una vida en la que la mayoría de las puertas se le han cerrado, como consecuencia de unos actos que demostraron gran valor y determinación, y de esa información que a nadie parece importar, pero que deberían tener en cuenta. Ella es la única humana que les ha visto y ha vivido para contarlo. El éxito de Alien de Ridley Scott abrió la posibilidad para la creación de una de las sagas cinematográficas más famosas, una saga que en manos de James Cameron tomó un rumbo que se alejó de su predecesora, pero sin llegar a perder la esencia de la magnífica película de Ridley Scott. Aliens, el regreso (Aliens) apostó por la espectacularidad en detrimento de los silencios claustrofóbicos que amenazaban la nave Nostromo, ahora la situación ha cambiado, pues los marines se encuentran al frente, y como bien dice el soldado Hudson (Bill Paxton): será una cacería de bichos, pero ¿quiénes serán los bichos?. La ausencia de noticias de la colonia fundada en el planeta donde Ripley y los suyos habían encontrado los extraños huevos que pusieron fin a la Nostromo y tripulantes, obliga a un representante de La Compañía llamado Burke (Paul Reiser) a solicitar su ayuda. Ripley se niega, circunstancia comprensible conociendo todo cuanto ha padecido y como ha sido tratada por una compañía que sólo piensa en beneficios. Pero la maldita pesadilla no cesa de importunar sus sueños, y ella sabe que sólo existe un modo para poder dormir: acabar con ellos; por eso acepta la palabra de Burke de que irán a destruirlos no a investigarlos. La presencia de los marines confiere a la misión una mayor sensación de seguridad y profesionalidad, al disponer de medios y armas con las que Ripley no contaba en su anterior cita con el bichejo. Los hombres y mujeres del teniente Borman (William Hope) se encuentran preparados, confían en sus capacidades y minusvaloran las advertencias de Ripley, quien les observa con cierto recelo, puesto que ella sí conoce las malas artes de un ser que no se detendrá ante nada ni nadie, aunque estos sean marines. Cuando aterrizan en la colonia encuentran señales de lucha, pero no hay rastro de los colonos, salvo la pequeña Nout (Carrie Henn), la única que ha sobrevivido, similitud que le hace más cercana a Ripley, quien desde ese momento asumirá el cuidado de la niña como si fuese su propia hija. Sin embargo, no hay tiempo para explicaciones, es tiempo de guerra, como descubrirán Hicks (Michael Biehn) y el resto de marines que serán atacados por una fuerza numerosa de alienígenas. A partir de ese momento, comprenden las palabras y advertencias de Ripley, quien se ve obligada a asumir el mando de una misión que ha sido un desastre y que les ha atrapado en el interior de unas instalaciones a la espera de una nave que les saque de ese planeta colmena, pero no sin antes hacerlo volar por los aires. Aliens, el regreso se aleja de su antecesora cobrando personalidad propia, al enfocar su relato desde un punto de vista más bélico que terrorífico, la presencia de las tropas de marines así lo indican, como también la presencia de Burke apunta a que La Compañía continúa anteponiendo sus intereses económicos a las vidas humanas; pero por encima de todo está ese alien, que en esta ocasión no se encuentra solo, cuestión que convence a Ripley para destruir las instalaciones, la única forma de poder conciliar el sueño.

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