martes, 30 de enero de 2018

El secreto de Paula (1952)


El destino o el azar precipita el descenso al abismo de personajes de muchas películas, hombres y mujeres que, en ocasiones, logran salir de la oscuridad e introducen cambios positivos en sus vidas. Esto le sucede a Paula (Loretta Young), a quien se descubre en el hospital donde acaba de perder a su bebé durante el parto. Poco después, recibe la noticia de su imposibilidad de engendrar, pero Paula calla y sonríe para ocultar a John (Kent Smith) su dolor y su tristeza. Su marido también actúa, lo hace por cariño y por prescripción médica, para que ella se sienta arropada y sea feliz. Sin embargo, la mujer no puede. Recuperada, visita a otros ginecólogos que le confirman aquello que ya sabe, que <<no hay ninguna posibilidad de que pueda tener hijos>>. Ser madre es su mayor deseo y su imposibilidad, una negativa que le resulta un duro golpe emocional, aunque más duro es el que se produce cuando, tras ver cortada la carretera principal, toma la secundaria donde se ve involucrada en el accidente automovilístico que cambia su vida, la de su marido y la de David (Tommy Rettig), el niño de siete años que, huyendo del orfanato, ella atropella involuntariamente en la nocturnidad del asfalto. Compuesta de mejores, peores y buenas películas, algunas incluso tan brillantes como Con las horas contadas (D. O. A.; 1949) o Union Station (1950), en la filmografía de Rudolph Maté también destaca El secreto de Paula (Paula, 1952), y lo hace por la elevada tensión emocional que, con acierto, el director supo administrar en momentos puntuales para que el melodrama expuesto no decayese ni perdiera interés. La investigación policial del accidente (los planos de la búsqueda del vehículo), la incomunicación matrimonial (apenas pueden sincerarse, viven una vida que, aceptada por ambos, se sospecha anodina, o duermen en camas separadas) y el drama familiar (cuando David irrumpe en sus vidas) funcionan como contrapunto narrativo a la historia principal (la de una madre sin hijo y la de un hijo sin madre), que, sensible en su exposición de los hechos, no cae en el exceso de sensiblería. La historia de Paula es al tiempo trágica y esperanzadora. Trágica porque no puede vivir sabiendo que ha atropellado a un niño, incapaz de sincerarse con John, aunque lo intenta, pero este se encuentra demasiado ocupado con su nombramiento de decano de la facultad. Paula no puede acceder a él y calla, mas no se cruza de brazos y pide a su amigo el doctor Clifford Frazer (Alexander Knox) que le consiga un trabajo en el hospital donde David convalece. La necesidad de acercarse a su víctima es evidente, tampoco pasa desapercibida para el médico, quien, tras varias escenas en las que observamos a la sufrida heroína familiarizándose con el centro de salud, le ofrece la oportunidad de redimirse. Paula desea alejar de su conciencia la culpabilidad que la atormenta, por ello acepta llevarse a David a casa y allí, con paciencia, cariño y esperanza, iniciar la reeducación del niño que ha perdido la capacidad del habla, debido a la afasia motora consecuencia del accidente. A la inicial oposición de John (se niega a adoptar al muchacho al que califica de tarado) y al deseo de aplacar el pensamiento de la mujer, le sigue la armoniosa relación paterno y materno filial, pero la constante de Maté de intercalar la armonía del hogar de los Rogers con la investigación policial llevada a cabo por el teniente Dargen (Otto Hulett), así como la posterior reacción del niño cuando descubre que ella fue quien lo atropelló, desvelan la amenaza que se cierne sobre una familia fruto del destino que los ha unido. De igual modo, la amenaza se acentúa con la aparición del señor Bascom (Will Wright), el camionero que recogió al muchacho y quien exagera cuando asegura a la policía que la responsable del siniestro iba como una cuba. En El secreto de Paula se silencian los pensamientos y las preocupaciones de sus personajes principales, aunque esto no impide el acceso a los mismos, pues, en todo momento, comprendemos a la mujer, al niño o al doctor, que oculta sus sospechas porque es consciente del beneficio emocional que supone unir al matrimonio y a David.

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