domingo, 10 de diciembre de 2023

Dudley Nichols, la importancia del guionista

<<Nuestro primer amigo en Hollywood fue Dudley Nichols, el guionista de Swamp Water. Dudley Nichols era un caballero. No toleraba la injusticia, de ahí sus constantes conflictos con los “ejecutivos”. Recuerdo cuando estábamos los dos en el despacho de uno de aquellos magnates y escuchábamos los consejos que nos prodigaba. “Lo que falta en el guion —decía—, es esa bella y tradicional escena de amor: la orilla de un río, árboles en flor y la chica en los brazos de su amado, y todo eso, evidentemente, bajo un claro de luna romántico.” Dudley Nichols, a lo largo de la enumeración, había pasado del rojo al escarlata. Se levantó con tranquilidad de la silla, dio la espalda a su interlocutor y dijo simplemente: “Está saliendo la luna”. Después me sacó del despacho.>> El recuerdo de Jean Renoir (1) me pareció ideal para confirmar que cualquiera puede opinar, pero no toda opinión resulta acertada, algunas son clichés o hablar por hablar, más si cabe cuando alguien ajeno se mete en el terreno de un experto; y, sobre todo, me sirve para presentar a quien fue guionista de John Ford en quince películas, desde Tragedia submarina (Men without Women, 1930) —<<no había escrito ningún guion hasta entonces, pero era muy bueno, y tenía las mismas ideas que yo acerca de que tuviera poco diálogo>> (2)— hasta El fugitivo (The Fugitive, 1947), pasando por La patrulla perdida (The Lost Patrol, 1934), El Juez Priest (Judge Priest, 1934), Barco a la deriva (Steamboat Round the Bend, 1935), La diligencia (The Stagecoach, 1939) y Hombres intrépidos (The Long Voyage Home, 1940). Ese era Dudley Nichols, uno de los más grandes escritores cinematográficos del Hollywood clásico y de las posteriores etapas que se han sucedido dentro de una industria para la cual el cine de ayer también es hoy una fuente de ingresos, aunque haya quien lo desconozca o quien lo rechace, a menudo por desinterés, por ignorancia o por un arrebato de prejuicios hacia lo “viejo”. En todo caso, la mayoría desconoce a los guionistas de entonces y de ahora, realidad que no gustaría a quien luchó para que se reconociese la labor de los escritores cinematográficos.

Nichols fue de los mejores, decía antes de perder el hilo, y tal afirmación la corroboran sus trabajos para Ford, Renoir, Howard Hawks, Fritz Lang, René Clair y para otros grandes directores como Leo McCarey o Anthony Mann. En la década de 1940 dio el paso a la dirección; hasta entonces pocos habían sido los guionistas de Hollywood que lo habían dado: Preston Sturges fue quien abrió el camino con El gran McGinty (The Great McGinty, 1940), le siguieron John Huston y Billy Wilder... Nichols lo hizo después, poniéndose detrás de las cámaras en tres ocasiones: La chica del gobierno (Government Girl, 1943), Amor sublime (Sister Kenny, 1946) y A Electra le sienta bien el luto (Mourning Becomes Electra, 1947); también las produjo y escribió sus guiones. En dicho decenio, probablemente el de su plenitud artística, se asoció con Fritz Lang, Joan Bennett y Walter Wanger para crear Diana Productions, pero fue una aventura efímera, a pesar de los espléndidos resultados artísticos en Perversidad (Scandal Street, Fritz Lang, 1945), por citar un ejemplo que hoy se considera obra maestra del cine negro. En 1935 ganó el Oscar al mejor guion adaptado por El delator (The informer, John Ford, 1935), premio que rechazó porque los guionistas estaban en huelga. Fue el primero en no aceptar la figura dorada. Estaba siendo congruente con su pensamiento y con su postura. Por entonces, Nichols defendía al Gremio de Guionistas, del que fue cofundador, y luchaba por el reconocimiento de los escritores cinematográficos como algo más que asalariados bien pagados. Para el protagonista del comentario, <<es el escritor el que sueña, el que imagina, el que da forma. Trabaja en soledad con materiales nebulosos, sin nada más tangible que el papel y un tintero...>>. (2) La carrera de este soñador de historias para el cine se extiende a lo largo de tres décadas, desde 1930 hasta 1960, el año de su fallecimiento, siendo su última película acreditada El pistolero de Cheyenne (Heller in Pink Tights, George Cukor, 1960).


Filmografía (incompleta)


Tragedia submarina (Men without Women, John Ford, 1930)


La patrulla perdida (The Lost Patrol, John Ford)


El juez Priest (Judge Priest, John Ford, 1934)


El delator (The Informer, John Ford, 1935)


Las cruzadas (The Crusades, Cecil B. DeMille, 1935)


Barco a la deriva (Steamboat Round the Bend, John Ford, 1935)


La osa mayor y las estrellas (The Plough and the Stars, John Ford, 1936)


Huracán sobre la isla (Hurricane, John Ford, 1937)


La fiera de mi niña (Bringing Up, Baby, Howard Hawks, 1937)


Amanda (Carefree, Mark Sandrich, 1938)


Cuando vuelva a casarme (Next Time I Marry, Garson Kanin, 1938)


Gunga Din (George Stevens, 1939) (sin acreditar)


La diligencia (The Stagecoach, John Ford, 1939)


The 400 Million (John Fernhout y Joris Ivens, 1939) documental 


El forastero (The Westerner, William Wyler, 1940) (sin acreditar)


Hombres intrépidos (The Long Voyage Home, John Ford, 1940)


El hombre atrapado (Man Hunt, Fritz Lang, 1941)


Aguas pantanosas (Swamp Water, Jean Renoir, 1941)


La batalla de Midway (The Battle of Midway, John Ford, 1942) documental


Esta tierra es mía (This Land is Mine, Jean Renoir, 1943)


Air Force (Howard Hawks, 1943)


Por quién doblan las campanas (For Whom the Bells Toll, Sam Wood, 1943)


Sucedió mañana (It Happened Tomorrow, René Clair, 1943)


Diez negritos (And Then There Were None, René Clair, 1945)


Las campanas de Santa María (The Bells of St. Mary’s, Leo McCarey, 1945)


Perversidad (Scarlet Street, Fritz Lang, 1945)


El fugitivo (The Fugitive, John Ford, 1947)


Pinky (Elia Kazan, 1949)


El correo del infierno (Rawhide, Henry Hathaway, 1951)


Return of the Texan (Delmer Daves, 1952)


Río de sangre (The Big Sky, Howard Hawks, 1952)


El príncipe Valiente (Prince Valiant, Henry Hathaway, 1954)


Cazador de forajidos (The Tin Star, Anthony Mann, 1957)


El justiciero (The Hangman, Michael Curtiz, 1959)


El pistolero de Cheyenne (Heller in Pink Tights, George Cukor, 1960)


(1) Jean Renoir: Mi vida y mi cine (traducción Rafael del Moral). Akal, Madrid, 2011.


(2) John Ford, en Peter Bogdanovich: John Ford (traducción de Fernando Santos Fontela). Fundamentos, Barcelona, 1971.


(3) Dudley Nichols; citado en MUBI

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