martes, 22 de enero de 2013

Vittorio De Sica. El neorrealista sentimental


<<Dio voz a los niños y a los viejos, a los limpiabotas y a los mendigos, a las mujeres de la calle y a los jubilados. Ajeno a la retórica, Vittorio denunciaba las injusticias y se emocionaba con sus personajes.>>

Sophia Loren: Ayer, hoy y mañana. Mis memorias.


Antes de dar voz a niños
 y a los viejos, a los limpiabotas y a los mendigos, a las mujeres de la calle y a los jubilados…, y mucho antes de alcanzar fama mundial como uno de los grandes directores que ha dado la historia del cine, Vittorio De Sica vivió una infancia marcada por la carestía. Nunca olvidó aquellos años de su infancia, como demuestra su mirada humanista, su cercanía y su amor a las personas; en particular a aquellas que se encuentran desprotegidas ante las adversidades e injusticias sociales que expuso en sus películas más sobresalientes. Antes de dar voz a sus inolvidables personajes, también se produjo su primer contacto con el cine, cuando todavía era un niño, aunque solo fue un contacto puntual que parecía concluir ahí. Años después, por mediación de un amigo, De Sica entró a formar parte de una compañía teatral donde no tardó en destacar como actor, circunstancia que le proporcionó su paso al medio cinematográfico y, desde ahí, al éxito en numerosos papeles que, durante el fascismo, alcanzaron su mayor reconocimiento popular en ¡Qué sinvergüenzas son los hombres! (1932) o Bajo aristocrático disfraz (1937). Ambas fueron realizadas por Mario Camerini, por aquel entonces uno de los cineastas más destacados del panorama cinematográfico transalpino, pero este tipo de comedias, denominadas de "teléfono blanco", eran circunstanciales para De Sica, un medio para ganar dinero, y no era la idea que tenía del cine como medio de expresión. Aún así, quien tiempo después sería reconocido internacionalmente con cuatro Oscar, una Palma de Oro y un Oso de Oro, no desperdiciaba ninguna oportunidad para aprender y trabajar con humildad y profesionalidad, siempre dispuesto a acatar las indicaciones de los realizadores que le dirigían. Trabajaba sin el menor asomo de divismo y sin palabras disonantes que pusieran en tela de juicio la autoridad de quien estaba tras la cámara; y así sería hasta el final de sus días. Vivir y dejar vivir. Esa era una de sus máximas, aunque a veces no resultase sencillo cumplirla o verla cumplida en un país donde el divorcio no estaba legalizado y donde no se vio con buenos ojos su relación con la actriz María Mercader. Este era un asunto personal e íntimo y el trabajo era necesario porque le permitía mantener su elevado tren de vida y, al tiempo, estudiar el oficio de cineasta por el que sería mundialmente admirado tras la Segunda Guerra Mundial. Pero durante los años oscuros, con Mussollini al frente del país, hacer cine comprometido en Italia era un imposible. De Sica era consciente de eso, aunque quizá no lo fuese de las implicaciones que tendría para su futuro su protagonismo en Daré un millón (1936), ya que, durante el rodaje, se produjo su encuentro con el escritor y guionista Cesare Zavattini. Se hicieron amigos y colaboradores, prácticamente inseparables.


<<Conocí muy bien a De Sica. Hice muchas películas con él, otro creador, otro excepcional hombre del espectáculo. No entiendo cómo no han hecho aún una película con un protagonista que sea una mezcla de 
Rossellini, De Sica y Fellini. A nadie se le ha ocurrido aún, ¿será posible?>>


Marcello Mastroianni, en Sí, ya recuerdo.


La colaboración profesional de De Sica como director y Zavattini guionista se inició en 1940, con Rosas escarlatas, pero no sería hasta la posguerra cuando ambos sorprendieron a propios y a extraños con un nuevo tipo de cine, sin actores profesionales, rodando en la calle y en decorados naturales, pero sí con historias humanas y comprometidas que pretendían mostrar y denunciar aspectos de la realidad. La honestidad y la sensibilidad de los dos 
autores se combinaron con la creatividad y el talento de ambos para pasar a ser representación de la realidad y arte cinematográfico, priorizando la perspectiva humanitaria y solidaria que ambos compartían. De ese modo, y con intención de mostrar el lado humano de la cotidianidad, se convirtieron en "padres" del neorrealismo y en historia del cine italiano y mundial, al lado de nombres como Roberto RosselliniLuchino Visconti, Sergio AmideiFederico Fellini. Los títulos de aquellos años son obras maestras de incuestionable valor social y artístico. El limpiabotas (1946)Ladrón de bicicletas (1948)Milagro en Milán (1951) y Umberto D (1952) se inscriben dentro del suspiro realista de la posguerra y no guardan relación con las comedias previas realizadas por el dúo De Sica-Zavattini, aunque el germen ya había sido plantado en 1939, cuando Za le propuso llevar a la pantalla su historia Totó el bueno, origen de Milagro en Milán (1951), hoy una película mítica, ayer un proyecto primero irrealizable y tras la guerra uno que nadie quería producir, pero que se hizo realidad gracias al dinero que el cineasta puso de su bolsillo. Desde su primera colaboración hasta su última película en común, rodada en 1973, transcurrirían más de treinta años y más de una veintena de títulos. Los niños nos miran (1943), su primer acercamiento al realismo, La puerta del cielo (1945), cuyo rodaje sirvió de tapadera para salvar la vida a varios cientos de judíos durante la ocupación alemana, El limpiabotas (1946), Ladrón de bicicletas (1948), Milagro en Milán (1951), Umberto D (1952), Estación Termini (1953), producción de David O. Selznick que le abría el camino internacionalEl techo (1956), su despedida neorrealistaDos mujeres (1960), excelente adaptación de la no menos espléndida novela de Alberto Moravia La campesina, la comedia coral El juicio universal (1961), Ayer, hoy, mañana (1964) o Los girasoles (1970), forman parte de su inolvidable legado. Al igual que Zavattini escribió guiones para otros realizadores, De Sica también rodó sin su guionista habitual El oro de Nápoles (1954), Matrimonio a la italiana (1964), El jardín de los Finzi-Contini (1972) o El viaje (1974), título que a la postre cerraría su carrera de director. A pesar de su mayor interés por su faceta de realizador, nunca abandonó la interpretación, devoción y necesidad. Fueron alrededor de cincuenta años trabajando en producciones italianas o coproducciones internacionales en las que confirmaba que su presencia delante de las cámaras era tan carismática como detrás de ella, dando vida a personajes indispensables como el amante de Madame D... (Max Ophüls, 1953), el carabinieri de Pan, amor y fantasía (Luigi Comecini, 1953) (cuyo éxito propició tres secuelas, a cada cual peor) o el don nadie que se hace pasar por El General de la Rovere (Roberto Rossellini, 1959).

<<¡De Sica! Un hombre fantástico. De gran apostura, guapo, ¡parecía un papa! ¡Cuánto me divertí con él! ¡Qué hombre tan ingenioso, qué maestro!>> (Marcello Mastroianni)


Filmografía como director


Rosas escarlatas (Rosae scarlatte, 1940)


Nacida en Viernes (Teresa Venerdi, 1941)

Recuerdo de un amor (Un garibaldino al convento, 1942)

Los niños nos miran (I bambini ci guardano, 1943)

La puerta del cielo (La porta del cielo, 1945)




Umberto D (1951)

Estación Termini (Stazione Termini, 1953)

El oro de Nápoles (L'oro di Napoli, 1954)

El techo (Il tetto, 1956)


El juicio universal (Il giudizio universale, 1961)

Bocaccio 70 (episodio La rifa, 1962)

Los secuestradores de Altona (Il sequestrati di Altona, 1962)

Ayer, hoy, mañana (Iere, oggi, domani, 1963)

El especulador (Il boom, 1963)

Matrimonio a la italiana (Matrimonio all'italiana, 1964)

Un mundo nuovo (1965)

Trasla pista del zorro (After the Fox/Caccia a la volpe, 1966)

Siete veces mujer (Woman Times Seven, 1967)

Las brujas (episodio Una tarde como las otras) (Le streghe, 1967)

Amantes (Amanti, 1968)

Tres parejas (episodio El león, Le coppie) (1970)

Los girasoles (Il girasoli, 1970)

El jardín de los Finzi-Contini (Il giardino dei Finzi-Contini, 1971)

¿Y cuándo llegará Andrés? (Lo chiameremo Andrea, 1972)

Las vacaciones (Una breve vacanza, 1973)

El viaje (Il viaggio, 1974)


Filmografía como actor


El proceso Clemenceau (L'affaire Clemenceau, Alfredo de Antoni, 1918)

La belleza del mondo (Mario Almirante, 1926)

La compagnia dei matti (Mario Almirante, 1928)

La vecchia signora (Amleto Palermi, 1931)

La segretria per tutti (Amleto Palermi, 1931)

Due cuori felice (Baldassare Negroni, 1932)

¡Qué sinvergüenzas los hombres! (Gli uomini che mascalzoni, Mario Camerini, 1932)

Un cattivo soggetto (Carlo Ludovico Bragaglia, 1933)

Il signore desidera? (Gennaro Rigelli, 1933)

La canción del sol (La canzone del sole, Max Neufeld, 1934)

Lisetta (Emerich Emo, 1934)

Darò un milione (Mario Camerini, 1935)

Ámote solo a ti (Amo te sola, Mario Mattoli, 1935)

Tempo massimo (Mario Mattoli, 1935)

Mi primo Lohengrin (Lohengrin, Nunzio Malasomma, 1936)

Pero no es una cosa seria (Ma non è una cosa seria, Mario Camerini, 1936)

Capricho frívolo (Non ti conosco più, Nunzio Malasomma, 1936)

El hombre que sonríe (L'uome che sorride, Mario Mattoli, 1936)

Bajo aristocrático disfraz (Mario Camerini, 1937)

Rosas escarlatas (1940)


Nacida en viernes (1941)

Recuerdo de un amor (1942)

Sucedió así (Alessandro Blasetti, 1952)

Nuestros tiempos (Alessandro Blasetti, 1953)

El matrimonio (Antonio Petrucci, 1953)

Madame De... (Max Ophüls, 1953)

Pan, amor y fantasía (Luigi Comencini, 1953)

El oro de Nápoles (1954)

Pan, amor y celos (Luigi Comencini, 1954)

La ladrona, su padre y el taxista (Alessandro Blasetti, 1954)

El signo de Venus (Dino Risi, 1955)

Pan, amor y... (Dino Risi, 1955)

La bella campesina (Mario Camerini, 1955)

Mi hijo Nerón (Mio figlio Nerone, Steno, 1956)

Padres e hijos (Padri e figli, Mario Monicelli, 1957)

El conde Max (Giorgio Bianchi, 1957)

Adiós a las armas (Farewell to Arms, Charles Vidor, 1957)

El médico y el curandero (Mario Monicelli, 1957)

Pan, amor y Andalucia (Javier Setó, 1958)

Fernando I, rey de Nápoles (Gianni Franciolini, 1959)


Austerlitz (Abel Gance, 1960)

La millonaria (Anthony Asquith, 1960)

El alcalde, el guardia y la jirafa (Luigi Zampa, 1960)

El ángel vestido de rojo (Nunnally Johnson, 1960)

Capri (Melville Shavelson, 1960)

Un amore a Roma (Dino Risi, 1960)


Moll Franders (Terence Young, 1962)

Tras la pista del zorro (1966)

Raquel y sus bribones (Ken Annakin, 1967)

Caroline Chérie (Denis de La Petellière, 1967)

Un italiano en América (Un italiano in America, Alberto Sordi, 1967)

Las sandalias del pescador (The Shoes of the Fisherman, Michael Anderson, 1968)

¿Cuál de las 13? (12 + 1, Luciano Lucignani)

Trasplante siciliano (Cose di <<Cosa Nostra>>, Steno, 1970)

Si hoy es martes, ésto es Bélgica (If It's Tuesday, This Must Be Belgium, Mel Stuart, 1970)

Las aventuras de Pinocho (Le aventure de Pinocchio, Luigi Comencini, 1971)

Il delito Matteoti (Florestano Vancini, 1972)

Blood for Dracula (Paul Morrisey, 1973)

Viaggia, ragazza, viaggia (Pasquale Squiteri, 1973)

Una mujer y tres hombres (C'eravamo tanto amati, Ettore Scola, 1974)



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